BERNARDO DE IRIGOYEN. Ningún nombre, ningún sospechoso, muy pocas pistas. Walter De Melo (26) desapareció de la faz de la tierra el 26 de diciembre de 2011 y, cien días después, no hay novedades sobre el paradero del remisero de Bernardo de Irigoyen.El misterioso caso se agiganta con cada día que pasa y en la pequeña localidad del noreste misionero los cercanos al trabajador del volante siguen esperando por un regreso que hasta ahora no se produjo.En medio de la investigación, se habló de todo. Un intento de robo, un ajuste de cuentas, o un hecho perpetrado en medio de un negocio fallido. Ninguna hipótesis fue descartada. Tampoco ninguna ganó fuerza con el transcurrir del tiempo, aunque todas las teorías están trazadas por la temperatura extremadamente caliente de la frontera seca entre Argentina y Brasil.El viaje finalAlrededor de las 22 del lunes 26 de diciembre de 2011, un día después de navidad, De Melo le avisó a su madre que iba a viajar a Dionisio Cerqueira para realizar un viaje. Nunca informó si llevaría clientes hacia la ciudad brasileña o si traería pasajeros desde allí. El remisero partió a bordo del Volkwsagen Country de su propiedad, con el que todos los días llevaba adelante su labor, pero nunca más volvió. Las horas pasaron y la preocupación comenzó a ganar a su madre, que finalmente se acercó hasta la comisaría de Bernardo de Irigoyen y radicó la denuncia por desaparición de persona.De inmediato, los hombres de la dependencia local se hicieron cargo de la búsqueda y solicitaron la colaboración de la Policía Militar y de la fuerza Civil del Brasil, quienes se sumaron a los trabajos.El operativo se llevaba adelante en los dos países, aunque sin mayores novedades, hasta el martes 3 de enero de 2012. Ese día -hace exactamente 3 meses- la causa sumó la única pista que tiene hasta el momento, un elemento importantísimo que llenó de incertidumbre y de dolor a los familiares de De Melo.Era de tarde y efectivos de las fuerzas brasileras “peinaban” la zona de frontera cuando a uno de ellos le llamó poderosamente la atención un automóvil que se encontraba estacionado a unos mil metros de la Aduana de camiones cerca de un conocido prostíbulo. El vehículo parecía estar abandonado desde algunos días.En cuestión de minutos, los policías brasileros avisaron a sus pares argentinos, que confirmaron la noticia: se trataba del automóvil de De Melo, el remisero desaparecido desde hace varios días.Lamentablemente, eso no fue lo único que hallaron los peritos, ya que a pocos metros del VW Country se toparon con manchas de color escarlata que, aparentemente, corresponderían a sangre humana. Sin embargo, eso no es todo, porque en el interior del automóvil los policías encontraron unos 2.300 frascos de lanza-perfume, un producto conocido en Brasil como “la droga de los carnavales”, legal en Argentina pero prohibido en el país vecino desde 1961.Todo fue incautado por las fuerzas brasileras y es la Justicia de ese país quien lleva adelante las diligencias del caso. No obstante, las fuentes comentaron que no hubo avances y que en las últimas semanas trascendió el rumor de que a Walter De Melo “pudieron haberlo baleado”, como resaltó un informante. De todas maneras, nada está confirmado y el caso sigue igual, cien días después. La “droga de los carnavales”El popular “lanza-perfume” no es más que un aromatizador de ambientes envasado en un tubo de vidrio bastante fino y de unos quince centímetros de largo, que viene con una válvula que permite esparcir el producto por vía aérea.Hacia 1906 apareció en los carnavales de Río de Janeiro y se extendió hacia todo Brasil como una droga inocente, casi como un reemplazo de las tradicionales “bombitas de agua”.Sin embargo, lentamente los participantes comenzaron a encontrarle otra utilidad a los “lanza-perfume”. Como la solución solvente contenida en el interior tiene éter, cloroformo y cloruro de etilo -además de perfume-se transformó rápidamente en una droga inhalada en los bailes y encuentros carnavalescos del verano brasilero.El “boom” de los inocentes elementos fue en crecimiento hasta que en 1961 las autoridades del país vecino decidieron prohibirlo y catalogarlo como una droga inhalante que puede causar “irritación en los ojos, hipersensibilidad a la luz, dolor de cabeza, visión doble, zumbidos, náuseas, sensación de asfixia, retardo psicomotor y en casos de intoxicación grave, convulsiones, estupor y coma”.No obstante, la popularidad del producto en Brasil continúa, ya que los “lanza-perfumes” no son ilegales en Argentina y Paraguay, principales productores, desde donde ingresan a los carnavales.Unos 2.400 frascos de ese elemento fueron hallados en el automóvil del remisero Walter De Melo (26).
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