“Igualdad de oportunidades, educación para todos”, frases y declamaciones muchas veces escuchadas en actos de inauguración o reinauguración de predios escolares, que en la Escuela 341 de Colonia Paraíso, municipio de San Pedro, estas palabras suenan absurdas y descolgadas porque las condiciones en las que se dictan las clases son prácticamente inenarrables.
Cuando uno se va acercando a esta escuela con casi 50 años de historia se entremezclan diferentes sensaciones, asombro, tristeza, indignación que aumentan luego de dialogar con los y las docentes y con las madres y los padres de los casi 500 alumnos que concurren cotidianamente a estudiar.
Lo primero que se observa es un predio en pleno proceso de demolición, aunque a nadie trabajando, y entre los escombros, se asoma como una metáfora de la educación en nuestra provincia, un pizarrón con algunas letras garabateadas.
PRIMERA EDICIÓN ingresó al predio para conocer por dentro la situación y recoger algunos testimonios de aquellos que día a día pelean por la educación de nuestros chicos.
Debido a las obras de demolición, el espacio disponible como patio para los casi 500 alumnos tiene una superficie aproximada de 70 metros cuadrados (siete estudiantes por metro cuadrado promedio).
Celia Romero es quien ocupa interinamente el cargo de directora y en diálogo con este diario comentó que “es inexplicable que durante todo el verano no se hizo nada y ahora que comienzan las clases empiecen con la demolición, no sólo eso, además nos faltan docentes, estamos sobrecargados de niños en cada aula; nos falta espacio, nos falta portero, que ya venimos solicitando desde el año pasado. Nos faltan aulas, nos falta agua, no disponemos de un predio para realizar educación física” y explicó que “todas estas necesidades y falencias están en conocimiento tanto de las autoridades escolares como municipales. No son problemas de ahora, pues los venimos planteando desde hace años”.
Otra docente presente en la charla recordó que “las aulas se vienen solicitando desde hace siete años, llegó un momento donde nos prohibieron dar clases en el sector viejo del edificio porque corríamos peligro de que se derrumbe el techo. Hace aproximadamente 6 ó 7 años se construyó una parte del sector nuevo, se hizo el jardín y después la obra paró… según tengo entendido nuestra obra la llevaron a Iguazú por una cuestión política. Los chicos del Nivel Inicial ni siquiera disponen de baños, usan letrinas”.
Rápido deterioro del sector nuevo
“La parte nueva (construida hace sólo 6 ó 7 años), tampoco goza de muy buena salud, se están resquebrajando las paredes, se han caído ladrillos, los baños también se están desarmando, se caen los azulejos, un desastre, y para finalizar “esto es un problema de mala administración, ahora nos dijeron que todo se retrasó porque parte del predio estaría ubicada sobre el municipio de San Pedro y parte sobre San Vicente, yo creo que son todas excusas”.
Favio F. es el profesor de Educación Física de la Escuela 341, establecimiento donde ha quedado anulado el predio destinado a la educación física pues hace un año montaron unas aulas provisorias que -temen muchos- se transformen en permanentes.
“Hace más de un año me anularon el predio con las aulas provisorias, que se supone cuando construyan las aulas definitivas liberarán, el problema es que mientras tanto al no disponer de espacio para dictar mi materia, tengo que salir de la escuela con el grupo de chicos y trasladarme hasta un tinglado que dista unos 150 metros por la calle, con los riesgos que eso implica”, explicó el profesor.
“No sólo pierden tiempo de clases sino que corren riesgo de que los atropellen porque es una calle muy transitada y yo vengo con un grupo de 40 a 50 chicos”.
El sentir de los docentes es común, “nuestra escuela hace siete años que espera que se finalice este proyecto, espero que de una vez por todas se priorice, cualquier observador puede notar que es una necesidad urgente”, indicó uno de ellos.
Postergados
A la Escuela 341 van los hijos de los pequeños productores de esta colonia del Norte provincial. La escuelita se encuentra a unos 100 metros de la ruta 14, en la localidad de San Pedro.
Docentes, padres y alumnos sufren el sentirse como últimos en la fila, colgados del sistema educativo, casi excluidos de la contención del Estado. Ese sentimiento colectivo fue construido a partir de la experiencia.
Cuando el viejo edificio amenazaba con caerse y la construcción del nuevo edificio se paralizó en una primera etapa, la comunidad educativa recibió con alegría las estructuras de madera que -tras el tornado- albergaron a los alumnos de la escuela de Tobuna, por entonces ya con edificio nuevo.
Antes, amenazaron con desviar el tránsito desde la ruta 14 para que los automovilistas conocieran el mal estado de la escuela. Esas aulas de madera (ubicadas en el predio donde se realizaba Educación Física) fueron levantadas en forma provisoria. Permanecen allí en uso pleno desde hace ya casi dos años.
El sector “nuevo” de la escuela evidencia una construcción de mala calidad… rajaduras, baldosas levantadas, humedad, el mismo listado de problemas que tienen muchas otras escuelas con edificios que se levantaron hace no más de diez años. ¿Y la segunda etapa de la obra? ¿Acaso la demolición de las viejas aulas es sólo eso?
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