Se mostró tranquilo y sereno durante la ampliación de la indagatoria. En la jornada de ayer Martín Monzón (32) ratificó lo que ya había dicho tras ser detenido: que mató a Horacelia Marasca (16), su pareja y madre de su único hijo, en medio de un discusión que se inició porque él no la quería dejar salir. Dijo que efectivamente le quitó la vida tras asestarle tres cuchilladas en el pecho, tal como adelantó este Diario en base a las pericias forenses, y que seccionó su cuerpo porque quería ocultar el hecho y no ser descubierto por la Policía. También se habría quejado del trato que recibió por parte de otros presos en la Unidad Penal donde está alojado. “Me fajaron”, habría referido ante el juez instructor de la causa, Ricardo Walter Balor. Tras cumplimentarse dicha medida el mismo magistrado le dictó el autor de prisión preventiva: “homicidio doblemente agravado por la convivencia y por el hecho de ser mujer (femicidio)”. Ahora deberá esperar tras las rejas el juicio oral y público, donde puede afrontar perpetua. La acusación no sorprendió, es que Monzón se había autoincriminado desde el momento en que fue apresado y se vio cercado por un cúmulo de pruebas en su contra. No fue más que una diligencia procesal de rutina, que sigue sellando el destino del hombre que seguramente pasará el resto de su vida en la cárcel. A sangre fría Según la investigación, Horacelia fue asesinada el pasado domingo 16 de agosto, en la vivienda que compartía con el acusado, en la chacra 150 de Posadas. Luego su misma pareja la descuartizó y diseminó sus restos en distintos puntos de la zona Oeste. Pasados varios días de no tener noticias de su hija, la madre de la adolescente la fue a buscar a dicho domicilio y solamente encontró a Monzón junto a su pequeño nietito de apenas siete meses (hijo de Horacelia). La mujer sospechó que algo andaba mal, muy mal. El miércoles 26 de agosto la progenitora de la víctima radicó una denuncia ante la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional I. Esa misma noche actuaron los investigadores y las pericias de Luminol que la Dirección Criminalística efectuó en el citado departamento dieron positivo. Tras detectar abundante sangre en todo el inmueble, pero sobre todo en la sala y en el baño, detuvieron a la pareja de Horacelia.La autopsia, realizada por el Cuerpo Médico Forense, determinó que la víctima fue alcanzada por tres puñaladas, pero una resultó terrible: le atravesó el corazón y llegó casi hasta la médula. Finalmente y tras abstenerse en una primera indagatoria, y tal como publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, el acusado se quebró y confesó ante el juez de Instrucción 6 de Posadas, Ricardo Walter Balor.El detenido señaló a los uniformados cada punto donde arrojó las cuatro bolsas con los restos de su pareja. El bebé de ambos involucrados quedó al cuidado de su abuela, madre de Horacelia, quien tras el demencial hecho dijo a este Diario “creo en la Justicia y quiero cadena perpetua”. Lo “cuidan” expolicías en prisiónPor estas horas Martín Monzón compartía en la Unidad Penal VI de Posadas el mismo pabellón que expolicías que están detenidos por el caso Guirula, indicó una fuente. La medida habría sido para prevenir que al acusado del atroz crimen no lo vuelvan a agredir otros presos, como habría denunciado. “La amé y la seguiré amando”Durante su indagatoria, que de acuerdo a las fuentes se extendió nuevamente varias horas, Monzón no se habría mostrado arrepentido de matar y descuartizar a la adolescente Horacelia Marasca, señalaron fuentes del caso. No obstante, en un pasaje de la misma llegó a decir sobre la menor a la cual tenía de pareja e incluso dejó embarazada producto de esa relación, que “la amé y la seguiré amando”, revelaron informantes a este Diario. Cabe recordar que un día después del crimen el mismo acusado denunció ante la comisaría Séptima que la víctima había abandonado el hogar, incluso sin llevarse el bebé de ambos, de apenas siete meses. En ese entonces nadie accionó contra el individuo pese a que él mismo revelaba que tuvo relaciones con una menor de edad.
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