Manolito, prófugo por el crimen del yerbatero Bladimiro Pizl (74), tenía un improvisado campamento en inmediaciones a San Ignacio. Fue sorprendido cuando iba a buscar alimentos. Llevaba su fiel 38. Durante 114 días Manolito fue un verdadero dolor de cabeza para la Policía. Declarado peligroso y armado, además era escurridizo y gran conocedor de la zona, lo que hizo su búsqueda una pesadilla para los efectivos.
Acusado de ser uno de los principales involucrados en el homicidio del yerbatero Bladimiro Pizl (74), estuvo bajo la lupa de los uniformados desde el mismo día del crimen: perpetrado en Bonpland el sábado 27 de enero pasado. Desde entonces permaneció oculto en un improvisado campamento. Hasta que lo traicionó el hambre.
Su captura se concretó ayer a las 5, cuando merodeaba la vivienda de uno de sus conocidos, en lo que se cree un intento por buscar alimentos.
Dicen los funcionarios policiales que participaron del operativo que lo cercaron rápidamente, sin darle tiempo a reaccionar debido a que llevaba encima su fiel revólver calibre 38. Con esa misma arma de fuego se retrató en modo desafiante en su cuenta de Facebook y cuya imagen fue conocida por gran parte de la sociedad cuando era uno de los más buscados en Misiones.
Vinculado desde el primer día
Manolito, de 22 años pero con una larga carrera delictiva, fue sindicado por la Policía como uno de los principales sospechosos del homicidio del empresario Pizl, en Bonpland desde un primer momento.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, la víctima fue asesinada a golpes y en ocasión de robo en el acceso a su chacra. Los autores del hecho -teniendo en cuenta que para los pesquisas intervinieron más de dos delincuentes- se alzaron con 7.000 pesos que Pizl tenía previsto utilizar para pagar sueldos a un grupo de peones que trabajaba en su chacra.
Los investigadores no hallaron en la escena el teléfono celular del infortunado hombre, que -se supone- pasó a ser parte del botín de quienes se llevaron también su vida. Posteriormente dicho artefacto fue hallado en poder de un joven de la zona, tras haber pasado por al menos dos manos. Ese sábado a las 12.30 el empresario fue abordado por sus asesinos cuando bajó de su camioneta Ford Ranger, con intenciones de abrir la tranquera o portón de entrada de su chacra. Incluso la puerta del lado del conductor se hallaba abierta cuando llegó la Policía a la escena, una propiedad ubicada a unos 1.500 metros de la ruta provincial 4 y a aproximadamente cinco kilómetros del casco urbano de Bonpland.
Testigos, entre ellos varios peones de la víctima, aseguraron que todos los sábados al mediodía el yerbatero se desplazaba desde Leandro N. Alem, donde residía, para pagarles la semana, tanto con dinero como con mercadería. En la vivienda de uno de los apresados domiciliados en Bonpland se secuestró una moto de 110 cc. que sería en la que se movilizaron antes y después del hecho. Detrás de un mueble, los policías encontraron una barra de hierro con mango de madera que podría ser el arma homicida. Acerca de Manolito, fueron varios los testigos que lo vieron en Bonpland el día anterior al crimen y horas antes del terrible desenlace del robo. Además, mantenía amistad con uno de los apresados de 21 años.
Ya fue imputado
Tal como se adelantó, la Justicia ya imputó por el delito de homicidio en ocasión de robo a los tres acusados por el crimen del empresario, entre ellos a Manolito.
El ahora apresado bajo sospecha de ser el principal implicado en el crimen de Pizl registra antecedentes por amenazas de muerte en dos ocasiones, amenazas y daño por incendio y hurto de motocicleta.
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