No se presentó al primer llamado a indagatoria. A punto de ser declarado rebelde por la Justicia, finalmente compareció y se abstuvo. La investigación por la ruta de la pistola sigue. A punto de ser declarado rebelde y que recaiga sobre sus espaldas un pedido de detención, el cabo primero que utilizaba un arma de fuego robada años atrás a una colega en una comisaría finalmente compareció ante la Justicia provincial y fue imputado por el delito de hurto.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el uniformado no se había presentado al primer llamado a indagatoria por parte de las autoridades. Ante tal situación, el magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas y al frente de la investigación, dictó una nueva fecha tras la cual, de repetirse la ausencia, la situación del efectivo se complicaría, ya que debería ser hallado y trasladado ante el juez por la fuerza pública. Es decir, por sus propios colegas.
Fue entonces que el funcionario policial finalmente resolvió presentarse. Sometido a indagatoria, hizo uso constitucional de su derecho a abstenerse de declarar, tras lo cual fue imputado por el delito de hurto. El policía continúa en libertad en razón de que la figura que pesa sobre sus espaldas contempla el beneficio de la excarcelación.
Mientras tanto, la Justicia continúa con la pesquisa que busca determinar cómo fue que el arma reglamentaria robada a una uniformada de la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional?I, en el centro de Posadas, recayó meses después en manos del ahora imputado, quien prestaba servicios en el Comando Radioeléctrico Oeste de la ciudad cuando estalló el escándalo.
Junto con las actuaciones judiciales también se lleva adelante un sumario interno que busca determinar la responsabilidad del cabo primero, quien por el momento permanecen en situación de disponibilidad. Ese expediente es elaborado por los detectives de la Dirección de Asuntos Internos de la Policía provincial.
De no creer
La insólita situación se conoció el martes 27 de marzo en la dependencia del oeste posadeño, hasta donde una comisión especial de la propia fuerza llegó para realizar un control de rutina sobre el estado y la conservación de las armas del personal.
A la hora de cotejar la ficha del arma reglamentaria utilizada por el suboficial en cuestión y el número de serie de la misma, saltó a la luz que ambos no coincidían.
En principio se supuso que pudo ser una confusión, tal como sucedió días atrás entre dos colegas que habían depositado la pistola para un operativo sin armas y, a la hora de retirarlas, las mismas se intercambiaron. Aquello significó en una sanción por negligencia para ambos, pero no pasó a mayores. Se trató de un descuido, por así decirlo.
Sin embargo, lo del suboficial envolvía un trasfondo mucho más grave. Sucede que al cotejar el número de serie del arma que utilizaba, los inspectores descubrieron que la pistola se correspondía con una sustraída en la Comisaría de la Mujer en octubre de 2016.
Por aquel hecho, en su momento, se inició una causa judicial caratulada como hurto e incluso la mujer policía a cargo de la nueve milímetros recibió una sanción. Difícil imaginar, en aquel entonces, que el arma podría volver a aparecer. Y mucho menos en manos de un colega uniformado.
Pero así fue, razón por la que a fines del mes pasado el ministro de Gobierno, Marcelo Pérez, tomó cartas en el asunto y ordenó que el suboficial que portaba el arma robada sea desplazado de inmediato y se inicie una investigación para saber cómo llegó la pistola sustraída a sus manos.
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