Apolinario Colman Benítez (56) fue sentenciado por ultimar a Aníbal del Valle (60). La víctima hacía sólo cinco días que había ido a pedir trabajo donde finalmente halló la muerte.Un trabajador rural que se dedicaba a la tarefa, admitió haber sido el autor del homicidio de un compañero de trabajo. Por tal motivo y a través de un juicio abreviado el Tribunal Penal 2 de esta ciudad lo condenó a la pena de ocho años de prisión con cumplimiento efectivo, por el delito de homicidio simple.
El hecho ocurrió en mayo de 2015, en una calle de tierra del Paraje Larguía en la localidad de El Alcázar. En horas de la madrugada, el acusado, Apolinario Colman Benítez (56) interceptó el paso de quien en vida fuera Aníbal Del Valle (60). Por causas que no se llegaron a establecer, la víctima recibió varios planazos con un machete y finalmente fue herida de gravedad con un puntazo en la zona lateral izquierda del abdomen.
El homicida dejó tirado al hombre y se retiró del lugar. Al día siguiente, el cuerpo de Del Valle fue encontrado por un vecino, quien dio aviso a la Policía. Tras el arribo de los agentes, efectivamente encontraron el cuerpo que producto del corte, había sido eviscerado. Se encontraba totalmente pálido, producto del shock hipovolémico (gran pérdida de sangre) que lo llevó a la muerte.
Los policías divisaron una casa de madera cercana y entablaron conversación con una pareja que allí vivía. Buscaban tener algún dato acerca del homicidio. Los testigos indicaron que el autor del hecho podría ser un sujeto de apellido Colman, quien además vivía muy cerca de allí.
Los policías fueron a buscarlo y lo encontraron en su casa, vestido con una chomba celeste a rayas que tenía manchas de color amarronado, por lo cual sospecharon que podía ser sangre. Realizaron un rastrillaje y encontraron el machete propiedad de Colman. Sospechaban que podía haber sido el arma utilizada en el crimen.
Posteriormente se hicieron pericias sobre las manchas en la prenda del acusado y se comprobó que correspondían a sangre humana.
En la instrucción del caso se supo que Colman era changarín, no poseía una residencia estable y tampoco tenía relaciones de amistad en la zona. Solamente tenía trato con quien fue su víctima.
Además se recogió el testimonio de quien era el capataz del campo lindante al lugar del crimen. Esa persona relató que en la zona solamente vivía la pareja que dio la primer pista, Colman Benítez y finalmente Aníbal Del Valle, quien hacía apenas cinco días atrás había ido a solicitarle trabajo. El capataz también ratificó un dato clave: la única persona con la que la víctima tenía relación era Colman.
Sobre el escenario en el que ocurrió el hecho, el capataz afirmó además que el feriado del 1 de mayo cayó un viernes, por lo que en todo ese fin de semana no hubo personal en el establecimiento. Los únicos que se encontraban en el lugar eran esas cuatro personas. Dos de ellas, el homicida y su víctima.
En la declaración testimonial, el imputado había intentado explicar con una coartada el origen de las manchas de sangre en su remera. Declaró que su patrón le entregó mercadería y que además le pidió el machete que él usaba para las tareas de zafra. Como se negó a entregárselo, comenzó un forcejeo que le produjo un corte en la mano de su patrón, motivo por el cual quedaron impregnadas las manchas hemáticas en su chomba. Posteriormente esto fue desmentido por el capataz.
Con la mayoría de los testimonios inculpando a Colman Benítez y ante la posibilidad que en el juicio recibiera una pena que podía llegar a los 25 años de cárcel, el imputado aceptó admitir su culpabilidad e ir a juicio abreviado. En su resolución, los magistrados Augusto Gregorio Busse, Eduardo D’Orsaneo y Martín Errecaborde aplicaron la pena de ocho años de prisión con cumplimiento efectivo contra el acusado.
Discussion about this post