Luego de 40 años de trayectoria, el conjunto correntino Los de Imaguaré, mantiene un cariño vigente con el público del Festival de la Música del Litoral. Así también los organizadores del rindieron un homenaje al cantautor Blas Martínez Riera, donde entregaron una placa a sus hijos Ernesto y Blas, quienes llegaron de Buenos Aires. El chamamé fue protagonista en las tres noches festivaleras en el escenario Alcibíades Alarcón del Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez.El chamamé como valor culturalEn el marco de sus 40 años, Los de Imaguaré se encuentran en una gira nacional en la que se presentaron en el Centro Cultual Kirchner de Buenos Aires y las ciudades de Concordia, Resistencia y Santa Fe. Continuarán su recorrida en el sur del país. Cáceres resaltó la importancia de que el chamamé pueda ser declarado de Patrimonio de la Humanidad y su estilo revalorizado, “el chamamé es la música que nos anima y reúne, porque es una bandera de unidad, una razón de encuentro”.Además agregó que ese ritmo litoraleño proviene de la zona rural y que estuvo postergado durante mucho tiempo y que es momento de que las nuevas generaciones mantengan viva esa costumbre. “La música chamamecera es una tradición que se afirma en valores, como el sentido de pertenencia, la familia, la amistad, lo que trasciende de la vida y estas son cosas que nos convocan y hermanan”, expresó el músico. Orígenes de un ritmo únicoAntes de presentarse en el Festival del Litoral el pasado domingo, el músico Julio Cáceres brindó una conferencia de prensa para contar sobre la investigación que realiza junto al padre Julian Zini y la historiadora Nerea Avellanal sobre los orígenes de un ritmo que trascendió las costumbre de los pueblos. Rememorando el poema Chamamecero de Julián Zini, el músico explicó sobre la visión que tienen su conjunto respecto a la historia del chamamé y cómo influyó en las costumbres regionales. “El chamamé es el resultado de una cultura mestiza, estamos hablando de un idioma originario y nosotros ya no somos ese pueblo”.Incluso, Cáceres se refirió etimológicamente al término chamamé y afirmó que no se acentúa debido a la aceptación de un conjunto de reglas establecidas en 1950 en Montevideo por referentes de la región que determinaron que no corresponde acentuar las terminaciones agudas en el guaraní, es por ellos que la palabra chamamé no debería llevar tilde. Esto se debe que aún no hay un criterio definido en la región para su correcta escritura e interpretación.Además agregó que el termino chamamecero es la conjunción entre el guaraní y castellano que significa “el que hace el chamamé” y siempre debería ir con la letra c.Por otra parte, los bailarines que acompañan al conjunto: Cahio Fernández y Yamila Villalba se refirieron al origen de la vestimenta utilizada en las veladas chamameceras, mediante una investigación que se realizó entre historiadores, bailarines y músicos populares. La búsqueda los llevó hasta 1748 cuando los indios guaraníes deleitaban a los habitantes de Buenos Aires con su música, danzas y canciones. No baila, rezaEl referente de Los de Imaguaré comentó que el chamamé personaliza a cada hombre y éste a través de la música posesiona su identidad “el chamamecero no baila sino reza y esta cuestión de la religión en muy importante”, dijo el músico al referirse a que el guaraní se comunicada con Dios a través del canto y la danza. Luego los jesuitas adoptaron estas costumbres y lo incorporaron a la liturgia. Vestimenta típicaLa investigación también llevó a cómo se vestían el hombre y la mujer correntina entre los años de 1800 y 1900, en las reuniones sociales, los hogares o cuando se dirigían a las bailantas chamameceras y cuáles fueron los cambios de estilo. “Es importante separar la vestimenta de trabajo y la del baile, nosotros observamos las distintas ropas que ocupan diferentes ballet arriba del escenario. Utilizan ropa de trabajo para la danza en una fiesta, nos sorprende que pase esto porque no pertenece a esta escena cuando hablamos de la danza y las festividades”, reveló. Agregó que en la actualidad cuando los bailarines viajan a competir en otros lugares de la Argentina, exigen qué tipo de vestimenta deben usar, sin tener en cuenta el criterio de cada región, “nosotros tenemos la intensión de modificar eso y hacer que se permita que la mujer se vista de una manera más actual, eso no implica que el chamamé no sea auténtico. El chamamé es una música que se está haciendo, no está terminada, entonces vale que tenga modificaciones en muchos aspectos”, finalizó.
Discussion about this post