Son cinco mujeres que formaron una red de voluntarios que luchan por un objetivo en común: rescatar a los gatos desamparados de la ciudad. Lo hacen por pura vocación, autofinanciándose mediante la venta de comidas y donaciones. Además, buscan educar a la sociedad con información y luchar contra la estigmatización social de estos animales, a causa de la toxoplasmosis. “Ayudando Gatos” es una agrupación que surge al advertir desatención a los pequeños felinos abandonados: “Muy poca gente se solidariza con ellos, porque la mayoría de las personas tiene prejuicios acerca de los gatos. La toxoplasmosis, por ejemplo, es una de las causas; o la creencia de que son más independientes y no apegados a los dueños, por ende se resuelven solos”, explicó Andrea Vera, integrante del equipo, a PRIMERA EDICIÓN. “Entonces, al ver que cuando había pedidos de rescate de un gatito la gente no se sensibilizaba como sí lo hacen con los perros, comenzamos a ayudar”.Vera dijo que, si bien su principal foco de ayuda son los gatos, también les llegan casos de perros en estado de urgencia. “A veces nos han llegado pedidos de ayuda para perros accidentados, abandonados y enfermos. No solemos dar entrada casi a los perros, pero tampoco podemos hacer la vista gorda viendo que ese animal está sufriendo”, aseguró la rescatista. Así funcionan“Las que administramos el grupo en este momento somos cinco personas, todas mujeres. Cada una tiene su trabajo, su familia. Nosotras trabajamos con casa de tránsito, no tenemos refugios. Tampoco tenemos un predio o algo por el estilo. Tratamos de concienciar a la gente sobre la importancia de la esterilización temprana por este motivo: los espacios físicos para los animales. Trabajamos con tres veterinarias haciendo castraciones apadrinadas. Y también trabajamos con otros veterinarios que atienden a los gatos que llegan de urgencia”, repasó la vocera del grupo. Andrea Vera destacó que “los veterinarios no trabajan ad honórem. Nosotros les pagamos. Pero lo positivo es que cuando entra un caso, nosotros tenemos un mes para saldar la deuda. O sea, ellos nos consideran algún que otro caso como para cobrarnos una pequeña diferencia mínima”. En cualquier caso, todos los servicios van generando deudas que tienen que afrontar. Curar cuesta“Ayudando Gatos” es un grupo de voluntarios que no solo ponen sus energías en función de recuperar y salvar gatos, gatas y gatitos, sino que también tienen que poner dinero para poder mantenerlos alimentados, comprar sus medicamentos y cubrir sus tratamientos. Todo esto hace que se generen cúmulos de sumas de dinero. De ahí la necesidad de colaboración. “Tenemos que pagar las veterinarias. Tenemos una deuda que hay que saldar y por eso hacemos ventas de pastelitos y otras comidas, para recaudar fondos. Estamos con una deuda que se aproxima a los 10 mil pesos. Lo curioso es que esta deuda se ha dado más por casos de perros a los que hemos dado entrada, que a los gatos. Se hicieron las cirugías, estuvieron internados y eso nos salió caro. Después tenemos gatos que están haciendo fisioterapia, con tratamiento continuo en casas de tránsito, donde hay que mandarles alimento, piedras higiénicas, pagar sus remedios…”, enumeró Vera.“Nosotros no tenemos ayudas del Gobierno, ni cobramos cuota mensual. Contamos con la colaboración de personas que por ahí ayudan mensualmente con nosotros, pero es eso: una colaboración. Con eso nosotras saldamos parches que nos quedan en las veterinarias o cubrimos la mitad de una cirugía de nuestra jornada apadrinada de castración”. Jornadas de castración y concientización “Las jornadas apadrinadas de castración significan que la persona pone la mitad del valor de la cirugía de castración y nosotros ponemos la diferencia”, explicó Vera, argumentando que la castración temprana favorece a “evitar muchísimas enfermedades y problemas en el animal. Por ejemplo, en un 100%, se evitan tumores de mamas. También se evita que los animales terminen en la calles”. Paralelamente “tenemos como objetivo educar a las personas sobre la toxoplasmosis. Porque hay un mito muy arraigado en la gente: el pensamiento de que si tienen un gato van a tener esta enfermedad. Pero no saben que para tener toxoplasmosis -y contagiarse de un gato- hay que ingerir materia fecal de estos felinos al tercer día que defecó para contagiarse. Y el gato tiene que estar enfermo. Las personas dicen: tengo gato, tengo toxoplasmosis. Pero lo cierto es que te podes contagiar por comer carne que no este bien cocida, por comer verduras que no estén bien lavadas, de aguas contaminadas o por la presencia de ratas o cucarachas”. “Si uno tiene la casa limpia y el gato bien cuidado -con controles veterinarios-, es imposible que uno se contagie toxoplasmosis. Hay una estigmatización social. Entonces, nosotros tratamos de derribar mitos constantemente”, finalizó la “custodia” de los gatos.
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