Dos integrantes de la Prefectura Naval Argentina y un efectivo de la Policía de Misiones fueron detenidos el último domingo en Puerto Rico, después de que se descubriera que uno de los prefecturianos -acompañado por su hermano quien es funcionario policial- le había dejado a un camarada de fuerza, en la mismísima guardia de la fuerza en Puerto Rico, una valija en la que había casi cinco kilogramos de clorhidrato de cocaína.Ambos federales fueron capturados tras conocerse el escándalo. Mientras que horas después fue detenido el oficial subayudante de la Policía de la provincia, con prestación de servicios en una comisaría del sur provincial, hermano del prefecturiano que entregó la “maleta narco” y quien incluso habría participado también del intercambio, según las primeras informaciones a las que pudo acceder PRIMERA?EDICIÓN.El episodio activó una rápida investigación por parte del Juzgado Federal de Primera Instancia de Oberá, a cargo del magistrado José Luis Casals, secretaría del letrado Luis Andrés Villanueva, quien ordenó la inmediata detención del trío en un lugar de máxima seguridad, en condición de incomunicados. Ante la guardiaFuentes del caso le contaron a este Diario que todo se inició durante los primeros minutos del último domingo en la guardia de Prefectura en Puerto Rico, emplazada en el puerto de esa localidad, sobre la avenida costanera.Siempre al decir de lo recolectado hasta el momento por los investigadores, hasta ese lugar arribó un cabo primero de PNA con prestación de servicios en Eldorado, acompañado por su hermano, un oficial subayudante de la Policía de Misiones que incluso se encontraba vestido con el uniforme de la fuerza provincial.El dúo se acercó hasta la dependencia de PNA y entregó allí una valija negra y gris, con candado incorporado. El prefecturiano le pidió a sus colegas si le podían hacer el favor de entregarle la misma a uno de sus compañeros de trabajo, otro cabo primero que integra nada más y nada menos que la denominada oficialmente Agrupación Albatros, un grupo de operaciones especiales de Prefectura casualmente entrenado para -entre otras cosas- la lucha contra el narcotráfico.Tras pedirles que por favor le entregaran la valija a ese hombre una vez que el mismo terminara con su turno, el prefecturiano y su hermano policía abandonaron el lugar tal como habían llegado, a bordo de un Chevrolet Celta negro.Sospechas ciertasNo está claro si forma parte del protocolo o si se trató estrictamente de un sexto sentido por parte de los efectivos de Prefectura que se encontraban de guardia en la madrugada del domingo. Lo cierto es que la situación les pareció extraña y, ante las sospechas, decidieron intervenir. En virtud de que la valija posee un sistema de candado incorporado, primeramente llamaron al integrante de Albatros para informarle que su compañero le había dejado allí la misma. No obstante, al notar el nerviosismo del mismo, le pide si era posible saber la combinación de la maleta para abrirla.El uniformado recibió evasivas del otro lado de la línea. Y la situación se transformó en aún más extraña cuando minutos después el cabo primero que había partido en el Chevrolet Celta se comunicó por mensajes de texto con el jefe de la guardia para preguntarle qué había pasado, si es que había algún problema con el elemento. La situación no dio para más. El prefecturiano tomó entonces “el toro por las astas” y allí mismo, junto a otros dos uniformados y un testigo, procedió a la apertura de la maleta. Eran las 6.30 del domingo y no imaginaban lo que iban a encontrar.Era mucho peorPara sorpresa de los presentes, en el interior de la valija había cinco “panes” rectangulares cubiertos con cinta de embalaje color ocre. La descripción se correspondía con los tradicionales “ladrillos”?de marihuana comúnmente decomisados por la propia Prefectura.Ante esa situación, se dio inmediata intervención al juez federal Casals, quien ordenó el secuestro del estupefaciente, la detención de los tres involucrados y la sustanciación de un expediente por infracción a la Ley 23.737, en relación al tráfico de estupefacientes.Casals también ordenó una pericia bioquímica para confirmar la sustancia secuestrada. Fue entonces que los prefecturianos descubrieron que no se trataba de marihuana -como supusieron e incluso informaron en un principio- si no que era clorhidrato de cocaína, nada más y nada menos. El peso total fue de 4,765 gramos.La aprehensión de los dos prefecturianos involucrados fue inmediata. No sucedió lo mismo con el policía provincial: cuando los federales llegaron a su domicilio, ya no se encontraba.Finalmente y pocas horas después fue ubicado y aprehendido. La investigación intenta determinar ahora primeramente cómo los involucrados obtuvieron el estupefaciente y, luego, cuál era el destino del mismo, ya que se sospecha que el cabo primero de Albatros podría haber tenido asignada la labor de transportarlo a Buenos Aires, de donde sería oriundo. Por otra parte, en razón del monto millonario que vale la carga secuestrada es que se trata de dilucidar si los efectivos respondían a algún tipo de organización delictiva. Justamente ellos, quienes alguna vez juraron por Dios y por la Patria luchar contra el narcotráfico.
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