Parte del misterio que encierra el crimen del tarefero Carlos Rubén Orrego?(25) comenzó a disiparse en las últimas horas, tras la confesión del único detenido que tiene la causa, un joven de 26 años que aseguró haber mantenido una discusión con la víctima pero negó terminantemente haberlo agredido y provocarle la muerte.El testimonio fue recabado por el magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles, quien ahora aguarda por los resultados de una pericia que puede resultar clave: la huella de un calzado ‘levantada’ en la escena del hallazgo del cadáver, que podría arrojar algo más de luz al respecto.Por lo pronto, según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, el único detenido que tiene la causa fue imputado por el delito de “homicidio simple”, que prevé penas de 8 a 25 años de prisión. Tras ese acto, resolvió romper el silencio y declarar.Ante el juez de la causa, el joven reconoció que mantuvo una acalorada discusión con Orrego durante la madrugada del jueves 13 de abril, apenas horas antes de que el tarefero fuera hallado sin vida. Ese pleito tuvo lugar en un bar de Apóstoles. No obstante aquello, aseguró luego que después de la pelea, pidió un remís y se fue a su casa a descansar.Esa versión, en parte, coincide con la reconstrucción realizada en un principio por los detectives de Homicidios y la Unidad Regional VII, quienes creen que efectivamente tomó el remís y se fue a su casa. La única diferencia reside en que, para los investigadores, volvió caminando de su casa hasta cruzarse con Orrego.Por el momento, todo es materia de investigación. Es que para los policías tampoco quedan claras las circunstancias de la muerte del tarefero.?La autopsia confirmó que murió por asfixia por sumersión. Efectivamente fue hallado semitapado por el agua en una zanja de la calle Maipú. Sin embargo, la presencia de siete cortes de arma blanca en el cadáver evidencia un ataque despiadado en el que se centra la investigación.El hallazgo del cadáver se produjo alrededor de las 8.40 de aquel jueves 13 de abril, en la mencionada calle Maipú, sobre la zona sureste de Apóstoles.?El testimonio de testigos permitió determinar que Orrego minutos antes había discutido en un bar distante a un kilómetro de la escena del hallazgo, tras lo cual intentó llegar a su casa. Sin embargo, nunca lo logró.
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