A nadie escapa que nuestra provincia -como la Argentina en su conjunto- necesita de todos los esfuerzos políticos, sociales y ciudadanos para generar miles y miles de puestos de trabajo para quienes hoy no lo tienen. Los discursos grandilocuentes quedan en la mera anécdota frente a una realidad cada vez más dura de transitar, especialmente para quienes no cuentan con una fuente de trabajo digna, bien remunerada, capaz de sostener los hogares, hacer estudiar a los hijos, permitir solventar un techo para ellos como también acceder al alimento, producto del trabajo cotidiano.Al mencionar el esfuerzo social y ciudadano, es importante destacar la diferencia entre una cultura de trabajo y una política asistencialista, con un Estado que ayuda con subsidios pero no enseña a valorar la importancia de la actividad laboral como forma de superación, de crecimiento, no solo de utilidad personal.Después, está la mayor responsabilidad en manos de los Gobiernos que deben facilitar la llegada de inversiones que generen emprendimientos. Y, consecuentemente, se requieran miles de puestos de trabajo para llevarlos adelante. Hoy, con los altos costos laborales, la enorme presión fiscal (a la que se amaga con achicar pero no se ven los pasos concretos en ese sentido), el pésimo accionar gremial con algunos dirigentes que no persiguen más que su propio bienestar y no el del conjunto de los trabajadores; no aparecen posibilidades de que quienes ya estan en actividad puedan pensar en ampliar la demanda de mano de obra. Más bien, aplican muchas veces drásticas medidas para no cerrar las puertas, como ya le ocurrió a miles de empresas en los últimos años.Será difícil, entonces, lograr que nuevas empresas se radiquen.Oficialismo y oposición deben entender que el bienestar de la población mediante la creación de fuentes de trabajo, no es una puja partidaria sino una batalla sin banderas que -por ahora- se sigue perdiendo frente a las asimetrías y el contexto económico regional. A quienes tienen trabajo, vaya el deseo de mantenimiento y mejora del mismo. A los que no lo tienen, pedir a Dios que ilumine a los gobernantes para facilitarles la creación de una fuente laboral.
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