El ballet ucranio de Jardín América "Vinochok" ("coronita") volverá a escena tras varios años de inactividad. Será este viernes a las 21.30 en el salón de la parroquia ucrania de rito bizantino Espíritu Santo, bajo la dirección del profesor Juan Eduardo Montiveros.Nació el 9 de noviembre de 1985, una fecha que todo aquel que subió al escenario con el cuerpo de danzas no deja de recordar. Tampoco los ayudantes de vestuario, los que confeccionaron los trajes, los que estuvieron al costado del escenario y los colaboradores que buscaron por todos los medios llegar a esa fecha, con la bendición del entonces monseñor Andrés Sapelak y la instauración del nombre “Vinochok”. El primer espectáculo se denominó “Ucrania canta y baila” y se desplegó en el Club Germano Argentino. “Muchas veces uno no se da cuenta las cosas que genera en comunidad y que son semilla que otros cosecharán. En ese momento esos otros, que están hoy, no habían nacido aún. Siempre digo que los cuerpos de danza no renacen, sino que se duermen, y que en el dormirse, sueñan. Y a veces despiertan y producen cosas como las que veremos mañana y generan nuevas expectativas, nuevos sueños, sobre la base de otros”, manifestó Montiveros. “Vinochok es un sentimiento, es algo que nos trasciende. Hay amistad, reencuentro, recuerdos. Los niños del 85 son padres, y los hijos de muchos de ellos bailan en esta etapa. Y me llena de felicidad poder volver a verlos. Me encantaría que mañana estuvieran todos en este encuentro de recuerdos lindos, de cosas que nos emocionaron hasta las lágrimas, de esfuerzo y de sacrificio, que permiten que ahora otros jóvenes tengan esos mismos sueños y esas mismas ansias”, señaló.A las 19 tendrá lugar la Divina Liturgia con bendición de las aguas (Iordán), y poco después dará inicio el espectáculo, con posterior cena y animación de “Rulo” Grabovieski y Los 4 Ases.Entre todos, lo mejorEl director invitó a los exintegrantes y a la sociedad en general “a compartir la alegría de estar en comunidad porque, como dice el sacerdote Héctor Zimmer Balanda, el mayor regalo que nos da la vida no es que nos salvemos individualmente sino que lo hagamos en comunidad”. Sostuvo que Jardín América “es una ciudad pujante, con una fuerza enorme, con una juventud maravillosa, y ganas extraordinarias. Lo importante es entender que entre todos vamos a poder dar lo mejor a nivel cultural, social. En este momento son más de 70 bailarines entre el cuerpo menor y el mayor. Lo notable es que hay madres que bailan en el mayor e hijos que ensayan en el menor. De todos modos no hay edad para bailar en Vinochok, basta con tener pasión”.Y si hay algo que une a los bailarines que fundaron “Vinochok” y a estos otros que lo hicieron despertar del sueño, “es la pasión, las ganas y las habilidades. En menos de dos meses chicos que no tenían noción de la danza ucraniana pudieron aprender los pasos y las coreografías sin mayores inconvenientes. Me siento asombrado y tengo expectativas que será una noche maravillosa, con un espectáculo para congraciarse con la vida”. Puso de manifiesto el trabajo de la comisión económica de la parroquia que tiene responsabilidades en el salón para sustentarlo y mantenerlo. “No hay uno solo que quedó fuera de esta empresa. El 6 de enero lo que vamos a agradecer es que nos pudimos encontrar todos juntos en función de un objetivo que es darle a nuestros jóvenes aquello que nos entregaron nuestros abuelos que vinieron de Ucrania: primero la fe y después la cultura, por lo tanto, cultura y fe nunca pueden ir separados. El salón parroquial fue construido como tal y eventualmente fue un mensaje en el que cultura y fe van de la mano para generar valores y virtudes que se recreen en este lugar y se desarrollen desde un punto de vista integral, y sobre todo, en comunidad y en fe”.
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