Un capítulo clave fue el que sumó en las últimas horas la investigación por el intento de secuestro al magistrado misionero Manuel Ángel?Silva Dico (56), perpetrado en la noche de 30 de noviembre en Posadas. Durante la madrugada de ayer -viernes 30- fue detenido en San Luis, a 1.435 kilómetros, un exconvicto de 62 años acusado de ser uno de los dos delincuentes que interceptó al magistrado con fines aún no del todo claros.Se trata de un “peso pesado”, confiaron las fuentes a PRIMERA?EDICIÓN. Tiene antecedentes y cumplió condena por delitos como robo calificado y asalto a mano armada, narcotráfico, tenencia de armas de fuego, amenazas, lesiones e incluso privación ilegítima de la libertad. Varias de esas causas lo llevaron a cumplir casi 23 años tras las rejas, es decir, más de tres cuartas partes de su vida en las sombras.El sospechoso fue apresado alrededor de las 00.50 de ayer en una calle oscura de Juana Koslay, una localidad del denominado Gran San?Luis, distante a apenas nueve kilómetros del centro de esa ciudad, a pocos metros de donde se refugiaba.El exhorto que solicitaba su aprehensión fue enviado días atrás por el magistrado Ricardo Balor, titular del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, en base al entrecruzamiento de datos realizado por los investigadores de la Dirección de Homicidios y de la comisaría seccional Decimotercera.Pese a que la vorágine diaria sepultó el caso debajo de nuevos hechos policiales, los detectives no dejaron de lado la investigación y finalmente obtuvieron fruto a tanto trabajo en colaboración con sus pares de la Policía de San Luis.La información llevó a los investigadores misioneros a manejar una pista que indicaba que los autores del ataque no eran de la provincia. Tras corroborar y entrecruzar datos, descubrieron que no era ajeno a la cuestión un hombre de frondoso prontuario que registra por lo menos once causas penales, la primera de ellas de hace más de treinta años.Fue entonces que obtuvieron imágenes del sospechoso mediante las cuales tanto la víctima como un par de testigos lograron reconocerlo. Se inició entonces una vigilancia encubierta en el barrio Upcn de la localidad sanluiseña de Juana Kuslay -donde aparentemente vivía hace un año- que rindió sus frutos ayer de madrugada, cuando finalmente cayó a punto de abordar un automóvil negro.El exconvicto permanece detenido en aquella provincia a la espera de que se cumplimenten los trámites judiciales. Mientras tanto, este diario pudo saber que en las próximas horas una comitiva especial conformada por uniformados misioneros partirá rumbo a San Luis para trasladarlo a Posadas.No obstante ese arresto, las autoridades misioneras continúan tras los pasos del segundo hombre que atacó al juez laboral Silva Dico en la noche del miércoles 30 de noviembre frente a su vivienda de la avenida Lucas Braulio Areco. Sobre el por qué del intento de secuestro, hasta anoche los investigadores no descartaban ninguna teoría, aunque seguían vigentes las dos principales hipótesis que circularon desde un comienzo: un “ajuste” por cuestiones ligadas al terreno que el magistrado adquirió para construir su casa o una venganza vinculada a las funciones de Silva Dico, titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Laboral 1 de Posadas.“En ningún momento me dijeron que me retire del auto, querían llevarme”“En ningún momento me dijeron que me retire del auto, querían llevarme a mí. Me pedían la llave del auto. Yo me resistí. Escuché un disparo”.?La frase corresponde al propio juez Silva Dico, en diálogo con PRIMERA?EDICIÓN, el día después del hecho. El caso que encendió el alerta en la capital provincial tuvo lugar alrededor de las 22 del miércoles 30 de noviembre frente a la vivienda de la víctima, sobre avenida Tomás Guido. Silva Dico se bajó de su automóvil y se disponía a ingresar al inmueble cuando fue sorprendido por dos malvivientes que a punta de pistola lo obligaron a reingresar a su automóvil.Fue una pesadilla. En la butaca trasera, mientras uno de los delincuentes buscaba la llave del Peugeot para arrancar y escapar con el magistrado, el otro se trenzó en un feroz “mano a mano” con el funcionario judicial. Los gritos y el disparo -la bala quedó atorada en el cañón del arma, se supo luego- llamaron la atención de los vecinos, quienes acudieron en auxilio de Silva Dico y pusieron en fuga a los dos sospechosos. La principal teoría al respecto sigue siendo la de un intento de secuestro. Lo que no está claro aún es el trasfondo de ese plan.
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