De la desesperación a la angustia. Y de la angustia al dolor. Ese camino fue el que transitó en apenas horas una buena parte de la provincia, tras la dolorosa despedida de las tres víctimas fatales que se cobró el vuelco de un colectivo con estudiantes misioneros que viajaba a Balneario Camboriú, en Brasil, contratado por la empresa de turismo Tabay Tours.Familiares y amigos de las estudiantes Rocío Martínez (18) y Luana Centurión?(18) llevaron adelante en las últimas horas, en Oberá, el duro trabajo de decir adiós ante la inesperada pérdida. Similar situación, pero en Posadas, vivieron los seres queridos de Agustina Szczerbaty (20), la coordinadora que acompañaba al contingente compuesto por jóvenes de esas dos ciudades y de Wanda que viajaban para celebrar la culminación de sus estudios.Tras el traslado, que contó con la logística aportada por las autoridades provinciales, los cuerpos llegaron minutos después de la medianoche del sábado a sus respectivos destinos. Fue la continuidad de la pesadilla que había comenzado en San Luis Gonzaga, a 140 kilómetro de la frontera.Dolor interminablePese a que en principio se especuló con una despedida en conjunto para Rocío y Luana, que viajaban una al lado de otra y cursaban el quinto año de la modalidad Construcciones de la Epet 3 Polonia de Oberá, las familias finalmente resolvieron hacerlo por separado.Rocío fue velada en un salón de Andresito y Alberdi, al que asistieron un sinnúmero de allegados. Alrededor de las 15 del sábado, finalmente, los restos partieron hacia el Cementerio Municipal de Oberá, acompañados de una caravana de decenas de vehículos.“Hace veinte meses que pagábamos el viaje. Eramos un grupo de nueve amigos”, comentó en la escena Johan Bernard, uno de los sobrevivientes. “No me voy a olvidar nunca lo que pasó. Todos gritaban. Tratamos de ver que los chicos de nuestro grupo estuvieran bien. Empezamos a salir y las chicas no estaban. Entré una vez más y vi a la coordinadora, fue la peor imagen. No sabíamos qué hacer. Por suerte pararon camiones y en un rato llegaron las ambulancias. Ahí vimos que a Rocío se la llevaron”, agregó a PRIMERA?EDICIÓN.La joven era jugadora de rugby en el Centro de Cazadores y además había sido electa primera princesa este año para la estudiantina. Días antes del viaje se había convertido en portadora de la bandera de Misiones, tras haber sido electa como mejor compañera del curso. “Esa no puede ser Rocío, esto no puede estar pasando”, se escuchó en más de una oportunidad.La despedida más duraEl mismo dolor se notó ayer en el salón velatorio de French y Santiago del Estero, donde fue hasta la noche era despedida Luana (18). La inhumación se retrasó para hoy ya que la familia aguardaba por la llegada de uno de sus hermanos, actualmente en Santa Cruz.“Lumi”, como la conocían, era jugadora de hockey e integraba el ballet de la colectividad italiana. “Era una luz, su sonrisa iluminaba todo, vamos a extrañarla demasiado”, manifestaron sus compañeras de la Escuela Municipal, vestidas con el mismo uniforme que Luana lucía orgullosa antes de salir a la cancha.Agustina Rivarola (18), sobreviviente, cursa sus estudios en el colegio Amadeo Bonpland, pero conocía a Luana. “Sufrí un fuerte golpe en la cabeza cuando volcó el colectivo. Me despertó el impacto y escuchaba gritos, estaba todo oscuro, no sabíamos por dónde salir. Estaba en el piso de abajo, y oía gritar a una madre por su hijo”, narró aún conmovida. “Uno de los choferes nos ayudó a salir, no recuerdo cuál de los dos, pero subimos a la ruta a buscar ayuda. Aún no pude dormir bien, siento angustia, no me animé a ir al velorio de las chicas, lloro a cada rato. Volví a vivir, pero me pregunto por qué no me pasó a mí lo peor”, sintetizó.El último adiósEl cuerpo de Agustina (20), estudiante de la carrera de Turismo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unam y coordinadora del viaje, arribó a la capital provincial alrededor de la 00:15 en medio de una comitiva especial preparada -como en los otros dos casos- por efectivos de la Policía de Misiones.En la casa velatoria de calle Santiago del Estero casi Colón fue recibido por familiares y amigos que estallaron en llanto ante la dramática realidad. Más de un centenar de personas se dieron cita para la despedida, que se prolongó hasta cerca de las 14 del sábado, una vez que los restos de la joven fueron trasladados hacia Oberá para ser cremados.
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