Tras una tercera propuesta, en esta ocasión formulada por la Junta de Estudios Históricos de la Provincia, para remover las columnas jesuitas emplazadas sobre la avenida Andrés Guacurarí entre calles Buenos Aires y Rivadavia de esta ciudad, el departamento de Patrimonio Urbano de la Dirección de Urbanismo de la Municipalidad capitalina no adhirió a la idea de traslado alguno, al menos “sin autorización expresa de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares históricos”.En estos términos, la citada dependencia pública respondió que, de efectuarse de todas formas la remoción de las piezas, el destino más prudente no sería precisamente la escenografía de una plazoleta o un museo ni la atracción turística de un cerro -en los cuales nunca estuvieron- sino el “Centro de Interpretación” en el mismo predio de la Reducción Jesuítica de Santa Ana, de donde fueron retiradas -indebidamente- hace ochenta años. Asimismo se sugirió desde esa área que “un desplazamiento de las columnas, a menos de que se las traslade en bloques completos, pone en riesgo las piezas, pues las partes, de quebradiza arenisca (asperón Rosado – piedra Itacurú) están unidas al suelo y entre sí con cemento, material que no puede ser despegado de la roca sin romperla”.Señala el texto, que además se basa en una investigación de la arquitecta experta en Patrimonio, Mary Gonzalez que “dichos restos no pueden ser relocalizados porque si bien se los ha situado en el sitio donde se encuentran los vestigios de la Reducción Jesuítico Guaraní de Santa Ana, no se tiene certeza de qué lugar ocuparon. Trasladarlas al predio de las Reducciones podría derivar en un “falso histórico” y por tanto “destruir su valor patrimonial”.Por otra parte, desde el departamento de Patrimonio se volvió a insistir con que se dé cumplimiento a la ordenanza que dispone la instalación de un cartel explicativo en la plazoleta donde están las columnas que pertenecieron a la Reducción Jesuítica de Santa Ana, añadiendo que, además, “deberían ser iluminadas”.“Obrando de esta manera, habitantes y visitantes conocerán con exactitud el origen e historia de las columnas, despejando cualquier duda o confusión”, dice la misiva elevada a la Junta de Estudios Históricos. “No pueden volver”En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la arquitecta Mary Gonzalez (cuyo estudio se agrega como anexo de la respuesta del departamento de Patrimonio de la Municipalidad) explicó: “Las columnas no pueden volver a Santa Ana porque no se sabe dónde colocarlas, de lo contrario se estaría provocando un daño irreparable al Bien. Los estudios no han podido determinar de dónde fueron sacadas, si del frente de la Iglesia o del costado, o si estaban sosteniendo las torres, etc. Entonces, si no se sabe donde estaban -de acuerdo a lo que yo estudié- no se puede inventar, porque donde empieza la invención, termina la investigación”, concluyó determinante la experta en Conservación del Patrimonio Urbano y Rural en la UBA y quien fuera en su momento miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos de Misiones. “Insisto: no podemos inventar, entonces ya que están ahí (por la plazoleta posadeña) tienen toda una historia; lo que habría que hacer es poner un cartel porque la gente no sabe qué son ni de donde salieron”, enfatizó la magíster arquitecta Gonzalez.Gonzalez recordó, durante la extensa charla con este Diario que “en otro intento de restitución del material jesuítico extraído de la Misión y posteriormente trasladado frente al edificio comunal pero de Santa Ana, fue un desastre”.“Cuando fue llevado al Centro de Interpretación en el predio de las Misiones en esa localidad, como no cabía en una pieza y quedó tan mal, las volvieron a sacar y las devolvieron hacia afuera. Todo mal”, lamentó la mujer con una reconocida lucha en pos de la preservación de los Bienes Patrimoniales de la provincia. “Tengo mucho miedo de lo que vaya a pasar porque ya perdimos el edificio de la Estación de Trenes, destrozaron el puerto y desapareció y así con un montón de elementos patrimoniales ya borrados”, se entristeció. “Habría que ponerse a trabajar juntos”También habló con este Diario la asesora de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares históricos, arquitecta Graciela Kuna, quien sostuvo: “No haber recibido ningún tipo de consultas sobre esa propuesta de traslado. Sin embargo, de haberla daré mi argumentación sobre porqué deberían permanecer en Posadas”, señaló. “Esta historia de las columnas empieza en un tiempo en el cual no se ocupaban para nada de los bienes jesuíticos, todo lo contrario, por eso fueron a parar a Buenos Aires. Hay que resaltar que finalmente terminaron en Posadas porque podían haber ido a parar a un contrapiso cualquiera. Esa situación forma parte de un tiempo de la Argentina en el cual nadie se preocupaba demasiado por el Patrimonio. Sin embargo, ahora hay toda una corriente de preocupación por el tema patrimonial, pero lamentablemente muchos de ellos abonan éstas rencillas. Habría que proponerse trabajar juntos en pro de generar mayor tiempo de visita turística en la provincia que es lo que redunda en beneficio para todos”, pidió Kuna. “Hay una gran necesidad de unir los esfuerzos en pro de mejorar el patrimonio que tenemos todos y se esa forma promover una mayor estadía de turistas en la provincia, que haya más cosas para mostrar y en mejor estado. El Patrimonio podría ayudar porque es un buen atractivo que tiene Misiones. La provincia no es solamente patrimonio jesuita, sino que también lo es la Inmigración, la Modernidad, los pueblos originarios y un montón de lenguajes a tener en cuenta y si entre todos podemos colaborar para mantener a la gente más tiempo en la provincia porque hay mucho por ver y descubrir, es mejor para todo el mundo”, expresó al pedir que se abra un debate más amplio y más constructivo sobre el patrimonio turístico local.Breve historia sobre la protección de las piezasEn agosto de 1945, el director de la Junta de Estudios Históricos de Misiones junto a al comisionado municipal de Santa Ana, solicitaron al gobernador del Territorio Nacional “ordene la investigación sobre destino y actual sitio de las columnas extraídas durante el gobierno de Carlos Acuña. En aquel entonces, y contra la voluntad del vecindario, fueron llevadas al Club Gimnasia y Esgrima de Palermo (Capital Federal)”, y podrían haber ido a parar al contrapiso de las canchas de tenis, de no ser porque en el año 1968, el entonces gobernador Hugo Montiel toma conocimiento que restos jesuíticos pertenecientes a Misiones estaban depositados en el Club Gimnasia y Esgrima y solicitó su restitución al Presidente del referido Club. Una vez restituidas a la Provincia, la Municipalidad encargó a uno de sus agentes, la colocación de las mismas en una de las p
lazoletas situadas en la avenida Roque Pérez (actual Comandante Guacurarí), entre calles Buenos Aires y Rivadavia de esta ciudad. En la Plazoleta, los bloques de las columnas y los fustes a las bases, están fijados con cemento, en caso de desear ubicarlas en otro lugar perderían sus partes, salvo que se efectúe un túnel debajo de las mismas y las levante”.
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