La investigación por el caso de la mujer misionera que estuvo casi tres meses secuestrada por su expareja en Brasil sumó en las últimas horas novedades de relevancia, con la detención de uno de los hijos del acusado por el hecho, quien fue apresado después de un nuevo intento por raptarla.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, los investigadores policiales contaban con el dato concreto de que una persona vinculada al sospechoso del cautiverio de la misionera cruzaría la frontera a buscarla.
La información surgió porque la víctima comenzó a recibir llamadas del presunto agresor desde un teléfono celular cuyo número no tenía registrado.
En las llamadas insistía en que su exconcubina retornara a suelo brasileño de lo contrario la buscaría para acabar con su vida de manera inmediata.
“Si no venís, voy a cruzar yo y te voy a matar”, fue una de las amenazas a las que la víctima atemorizada respondió presa del miedo: “No puedo ir, no tengo dinero para viajar”.
Pero el buscado por la Justicia argentina envió a uno de sus hijos hacia el norte misionero donde la mujer está bajo una estricta custodia policial ordenada por el juez de Instrucción 3 de San Vicente, Gerardo Casco.
Esto facilitó la aprehensión del presunto emisario del captor, un joven de 20 años de nacionalidad brasileña, quien fue interceptado tras acudir a la falsa citación que la mujer le propuso finalmente cerca de la localidad de San Antonio.
El Juzgado de San Vicente lleva adelante la causa por “privación ilegítima de la libertad”, y dispuso que el sospechoso permanezca detenido preventivamente.
La investigación sobre lo sucedido a la víctima de 35 años se inició el sábado 6 de agosto cuando fue encontrada por la Policía en cercanías de la aduana de Bernardo de Irigoyen.Los uniformados constataron que se trataba de la misma mujer que el 13 de mayo de este año cuando caminaba junto a su madre en Pozo Azul fue sorprendida por dos hombres, uno de ellos su expareja, quien la raptó e hizo desaparecer de la compañía de su progenitora.
De acuerdo a lo declarado ante la Justicia por la víctima, esta habría logrado escapar y huyó desde la localidad de Santa Terezihna, estado de Paraná de Brasil, a veinte kilómetros de la ciudad de Foz de Iguazú donde su exconcubino, un hombre de 45 años, la mantuvo cautiva bajo la presunta imposición de la fuerza a través de golpes y amenazas de muerte.
Una vez conocida la denuncia, investigadores de la Policía provincial y de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) perteneciente al Poder Judicial, comenzaron a trazar los pasos hacia el secuestrador.
Establecieron rápidamente y tal como denunció la víctima, que había cruzado al Brasil por el paso de Bernardo de Irigoyen-Dionisio Cerqueira, a 65 kilómetros de Pozo Azul.
Corroboraron que el sospechoso traspuso la frontera de manera legal, ya que su egreso de Argentina había quedado registrado en los sistemas informáticos de la Dirección Nacional de Migraciones.
Sin embargo, no figuraba en tales registros el nombre de la mujer, por lo que el captor habría contado con la complicidad de alguna persona con recursos o medios de influencia en la zona para que no quedaran registros del cruce hacia territorio vecino.
Si bien no trascendieron mayores condiciones del encierro, lo cierto es que el secuestrador mantuvo cautiva a su víctima durante casi tres meses.