La escalinata que une la calle Frías con la costanera posadeña invita a un particular recorrido de cascadas y verdes, las manos mágicas del artista plástico Bernardo Neumann junto a la mirada global del profesor Manuel Neumann, realizaron un espacio pintoresco de la ciudad. Luego de un mes de trabajo bajo el intenso sol, ambos hermanos le dieron los últimos retoques a una propuesta única en la provincia, abriendo la propuesta de intervenir muchos más espacios. Desafiante y apasionado, Bernardo demostró que las dimensiones y condiciones de la superficie no son un inconveniente para llevar adelante su creatividad.“Fueron jornadas intensas, además fui aprendiendo junto a mi hermano Manuel, que tiene una mirada distinta y aporta también su ingenio. Estoy agradecido a la gente que nos apoyó con sus palabras alentadoras, a los vecinos de la zona y a la gente de la Municipalidad por creer en lo que hago”, recalcó Bernardo Neumann en la calurosa tarde de viernes. Allí apostado terminaban de darle los últimos retoques a la gran obra de arte.Por su parte Manuel solo tuvo palabras de elogios para con su hermano, “es una persona generosa que siempre piensa en mi y me incorpora a su trabajo con tanto amor. Estoy agradecido, sorprendido sobre todo por la gente que pasa y se detiene para felicitarlo. “Grande maestro”, le gritan desde los autos. Realmente una emoción inmensa”.Ese recorrido de escalera impacta sobre todo por la inmensidad, la gran puesta de sus verdes y el agua, la gente automáticamente se detiene toma fotos, y retrata una obra única en la tierra colorada. Culminando con las actividades Bernardo ya comienza a diseñar su próximo gran trabajo y se apasiona en recorrer su historia artística, señalando que pintar es parte de su vida. Fotos: M.Colman
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