El desinterés demostrado por Hermes Almirón como titular de la Subsecretaría de Transportes respecto a todo lo que signifique otorgar transparencia al sector, y especialmente a la gestión del Sistema Integrado de Transporte (SIT) culminó con un verdadero “broche de oro” al revelarse que el funcionario no hizo nada para avanzar en la aplicación concreta del Boleto Estudiantil Gratuito.Como lo informa este Diario en su edición de este jueves, la desidia de este estrecho colaborador del exgobernador Closs provocaría que no se pueda contar con un listado exhaustivo de beneficiarios y, por ende, la ley se aplique en forma tardía y sólo parcialmente.La escasa voluntad del funcionario a la hora de poner en marcha el beneficio no sorprende en una gestión que se dedicó prioritariamente a proteger los intereses del poderoso Grupo Z, al que favoreció sistemáticamente en cada oportunidad en que hubo cuestionamientos o reclamos de los usuarios. Sin embargo, se esperaba que el nuevo año, en un renovado marco político, se iniciase con un histórico reconocimiento a los estudiantes misioneros, de la mano del Boleto Gratuito que se aprobó en la Legislatura por unanimidad y en una sesión de alto contenido político-institucional.La decisión de aprobar anticipadamente, en tiempo y forma, la asignación presupuestaria correspondiente reafirmó al fin del año pasado la unánime voluntad política expresada en el recinto por todos los bloques parlamentarios, empeñados en poner en vigencia el beneficio.La demora que se sugiere, por pura inoperancia oficial, constituye un verdadero escándalo y obliga a mirar con detenimiento la evolución de las acciones de aquí en adelante. ¿Es posible que la falta de voluntad de un funcionario pese más, en la práctica, que el consenso unánime alcanzado en la Legislatura por encima de intereses personales y partidarios?
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