Tras casi cuatro décadas de servicios a casi 20 gestiones municipales diferentes, Rosita Onedú -una de las pioneras de esta especialidad en Misiones- tiene en su haber un amplio anecdotario.Cuando ella comenzó de hecho, no existía una carrera universitaria ni terciaria y con otros colegas fue capacitándose a través del trabajo diario y con colegas de Presidencia de la Nación.Entre sus últimos nostálgicos recuerdos está un reciente viaje a El Vaticano, integrando una delegación de ceremonialistas de la Argentina, para interiorizarse del nuevo estilo que impone el papa Francisco. Uno de esos “tesoros” que tiene cada labor, se recibe y le dan un impulso al día a día.Hoy, después de toda una historia, en su cuenta de Facebook calificó de difícil esta transición pero necesaria: “Considero que hay que dejar espacio a los jóvenes y permitirles crecer. Yo los miraré y apuntalaré si me necesitan. Mi agradecimiento por su lealtad y eterno e incondicional cariño a todos los integrantes del equipo”.En otro tramo del texto se confiesa con la misma carga emocional: “Trate de ser fuerte y disimular emociones. Les llené de indicaciones y consejos, hice chistes y me reí. Cuando ya no aguanté más, les dije: ahora me voy”. Con un corazón embargado de emoción, abandonó el edificio y el cierre de su publicación es: “Les aseguro que no lloro, es la lluvia torrencial que cae del cielo y moja mis ojos”.Fuente y Fotos: David Britez
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