POSADAS. Ante la Justicia, el criminalista encargado de levantar las zapatillas del acusado en el que se encontraron restos genéticos de la víctima ratificó el hallazgo de sangre en ellas y brindó detalles al respecto. Fue ayer, en el testimonio de mayor valor científico que se escuchó en la cuarta audiencia del debate oral y público que se le sigue a Francisco Bourscheid (53), imputado por el crimen de Angélica Ramírez (14).Sumamente valiosos fueron los análisis técnicos que virtió el licenciado Marcelo Maslowski, en su momento jefe de Criminalística de la Unidad Regional IV de la Policía provincial, con asiento en Puerto Rico, donde todo sucedió.Como PRIMERA EDICIÓN pudo atestiguar en la sala de calle La Rioja al 1.500, Maslowski fue contundente y detalló cómo fue el allanamiento en el que él mismo “levantó” las zapatillas de Bourscheid, que más tarde se transformarían en la principal pista para la investigación.“La zapatilla derecha tenía improntas de sangre en la parte superior y en la suela había impregnada una mácula o mancha pardo rojiza, brillante bajo la lupa”, explicó el especialista sobre los rastros que luego, prueba genética mediante, se supo eran de Angélica.En medio de su testimonio Maslowski pidió tomar las zapatillas para mostrar dónde encontró los rastros. Entonces, se paró y explicó frente al auditorio con el calzado derecho en sus manos. “Me llamó la atención que tenía arenilla o polvareda”, explicó el profesional, quien luego fue aún más allá y recordó que las huellas de esas suelas fueron encontradas en el lugar donde apareció muerta la menor: “Las huellas halladas en la escena se correspondían con la parte del talón, con el plano de apoyo de esta zapatilla de Bourscheid”.Los “testigos mudos”Maslowski declaró durante más de dos horas (de 10.40 a 12.48), en las que además interpretó los elementos que encontró en la escena del hallazgo del cuerpo, también llamados por él como los “testigos mudos”.Primero recordó que aquella mañana del jueves 27 de septiembre de 2012 encontró a la vera de la calle Pionero Khun, a unos pocos metros del cuerpo, “dos improntas de calzado, una como con marcas de rombo y otra con líneas semihorizontales, enfrentadas entre sí, de calzados diferentes”.Justamente en ese mismo lugar el criminalista encontró una gota de sangre “con bordes ‘festoreados’”, los cuales se forman cuando el líquido cae “de una altura de entre medio y un metro”.Para Maslowski, todo tiene una explicación. El licenciado cree que en el lugar de las huellas se produjo el enfrentamiento y que en ese lugar el asesino le aplicó un golpe a Angélica. “Estoy totalmente convencido de que ese fue el lugar de la agresión inicial”, subrayó.El perito explicó luego que “a 60 centímetros de ese lugar había signos de arrastre” e interpretó que se deberían a que en ese lugar la menor cayó inconsciente y el autor la trasladó varios metros con el fin de esconder el cuerpo: “El asesino arrastró a la víctima, por las improntas de arrastre halladas”.Al respecto, el criminalista agrega un dato que puede resultar clave: el homicida tuvo múltiples complicaciones para arrastrar el cuerpo, lo que hablaría de cierta dificultad de movimiento del autor.“En esos rastros de arrastre continúa el goteo de sangre pero de manera intermitente y a muy baja altura, como que quien arrastró el cuerpo descansó varias veces, fue depositando el cuerpo en distintos lugares”, sintetizó, tras lo cual concluyó que al asesino “le costó muchísimo arrastrarlo hasta la posición final”. Para quienes acusan a Bourscheid, el dato no es menor y se relaciona con uno de los argumentos que había esbozado el “panadero”, quien aseguró que no era capaz de cometer un hecho así debido a que tenía varias operaciones en una rodilla. Sin embargo, sus defensores aseguran que eso no guarda relación.Maslowski continuó con su exposición y aseguró que, justamente por lo expresado, es que considera que hubo un solo asesino. “Si hubiesen sido varias personas, tranquilamente podrían haber ocultado el cuerpo sobre el barranco, lo que hubiese dificultado su hallazgo”, dijo.Con respecto a las agresiones que sufrió Angélica, el profesional contó que por las “salpicaduras en forma de abanico, dispersas sobre la tierra alrededor del cuerpo”, considera que la menor fue rematada a “garrotazos” cuando yacía con el rostro sobre la tierra.Así explica también el hallazgo de restos de corteza de pino en el cuero cabelludo. Y sobre el arma homicida, explicó que se trató de una rama de ese tipo de árbol de alrededor de 2,10 metros de longitud que se partió en varias partes producto de los golpes. “Fue como cuando alguien pica leña con un hacha”, ilustró sobre el ataque.Entre otros puntos, Maslowski explicó que por la rigidez cadavérica del cuerpo el deceso se podría haber producido aproximadamente a las 23 del día anterior al del hallazgo. Y aseguró que enseguida se percató de que no había sido violada porque, entre otras cosas, “las prendas íntimas de la víctima estaban correctamente ubicadas y no condecían con un abuso”. Por eso pidió una nueva autopsia, que fue la que se realizó luego en Posadas y que determinó las causas fehacientes del deceso.Palabra de detectiveEntre la docena de testigos que circularon ayer ante los jueces Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y Ángel Dejesús Cardozo, la fiscal Liliana Picazo y el defensor de Bourscheid, Mario Cáceres, declararon una vecina de la víctima, efectivos de la comisaría Segunda de Puerto Rico, del Comando Radioeléctrico de esa ciudad, de Homicidios y de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas del Poder Judicial (Saic).En general, cada uno describió qué fue lo que hizo en el transcurso de la investigación y, en el caso de los que trabajaron directamente con el caso, cómo llegaron a Bourscheid. Al respecto, se confirmó que fue gracias a testigos que aseguraron haber visto su camioneta detenida la noche anterior en el acceso al barrio San Francisco, donde vivía Angélica. “Se lo ubicó cerca de la escena”, explicó, por ejemplo, el inspector Ramón Polcowñuk, en aquel momento titular de Ho
micidios. El detective contó que siguieron otras tantas líneas investigativas pero que se volcaron por la del “panadero” porque “era la más fuerte” ante los elementos obtenidos en el trabajo investigativo.Y al respecto, el efectivo Cristian Schunke, de la Saic, reveló que había escuchado que compañeras de colegio de Angélica decían que la menor “tenía un novio que era panadero y que le iba a pagar la fiesta de quince”. Entre los testimonios de los detectives también se resaltaron el de Gustavo Bistoletti, de Homicidios, quien aseguró que en el allanamiento en el que secuestraron las zapatillas de Bourscheid “siempre hubo una testigo”, y el del oficial principal Luis Salazar, en su momento jefe de la Brigada de Investigaciones de la UR-IV, cuyo trabajo en la causa fue destacado por la fiscal Picazo y el propio juez Errecaborde, presidente del tribunal.La maratónica jornada que había comenzado puntualmente a las 8.30 se cerró alrededor de las 15.45, después del testimonio de doce testigos. Errecaborde decretó un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30, cuando se reabra el juicio.Según el cronograma, la quinta jornada tendrá como principales testigos a familiares de Angélica, entre ellos, Beatriz Teresa del Valle, nada más y nada menos que la madre de la pequeña salvajemente asesinada.
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