POSADAS. Médicos forenses confirmaron ayer que se cumplió con el protocolo de seguridad y que las zapatillas incautadas al imputado por el crimen de Angélica Ramírez (14) en todo momento estuvo dentro de la llamada “cadena de custodia”. Esto despejó las dudas que la defensa del acusado, Francisco Bourscheid (53), planteó desde un primer momento, relacionadas a una posible contaminación o degradación de la prueba de ADN que se realizó sobre el calzado, donde la evidencia genética hallada fue coincidente en un 99,99% con el de la víctima. Fue en el marco de la segunda jornada del juicio oral y público que se lleva a cabo en el Tribunal Penal 1 de Posadas con el objetivo de juzgar la conducta de Bourscheid, quien es el único detenido por el homicidio de la infortunada adolescente, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en la mañana del jueves 27 de septiembre de 2012 en un camino vecinal de Puerto Rico. La ronda de testimonios comenzó con la declaración de Norma Lapuente, psiquiatra del Cuerpo Médico Forense, quien se entrevistó en dos ocasiones con el acusado. La facultativa explicó que en su primera entrevista con el paciente y detenido (que se concretó en una unidad carcelaria el 10 de octubre de 2012), “por su aspecto sospeché que podía ser un consumidor de alcohol”. Esta afirmación hizo que la defensa solicitara mayores detalles, teniendo en cuenta que el imputado dijo que hacía muchos años que había dejado de ser alcohólico crónico (previa internación), tras lo cual la médica refirió que “por su rostro rojizo e hinchado presumí que podía ser un consumidor reciente”. También, ante consultas de las partes, la psicóloga dijo que “es muy difícil en una entrevista determinar si un paciente es violento o no”. Las lesionesPosteriormente fue el turno del médico patólogo forense Juan Antonio Salvador Galuppo, quien refirió que las lesiones que presentaba el imputado al momento de su detención (en el hombro izquierdo y el antebrazo derecho) pueden ser compatibles “con espinas de una planta hallada en la escena del crimen, conocida como Santa Rita”, aunque el facultativo no descartó que se pueden producir también con “cualquier extremo agudo”, ya sea metálico, plástico, vegetal o de cualquier otro material lo suficientemente sólido. En cambio, el profesional médico dudó de que pueda tratarse de lesiones causadas con una o más uñas. “Creo que no pondría esa opción en primer lugar”, dijo. Desalojaron la salaLa sala de audiencias del Tribunal Penal 1 de esta capital, ubicada sobre la calle La Rioja entre Rivadavia y 3 de Febrero, fue desalojada ayer a pedido de los camaristas que lo integran, Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y Ángel Dejesús Cardozo. Dicha solicitud fue para poder exhibir fotografías de la primera autopsia a las partes y a los médicos presentes, pero no así al público, en virtud de la edad de la víctima y por respeto a la intimidad de su familia. La camionetaUn oficial de la Policía, Gustavo Barboza, declaró ayer que una vecina fue quien le dijo haber visto la camioneta roja del imputado cerca de la escena donde fue hallado el cuerpo de la víctima. Este dato fue uno de los tantos que barajaron los investigadores para ir cerrando el círculo en torno al imputado. Posteriormente declararon dos vecinos de la joven asesinada y uno de los bioquímicos que hizo un hisopado, quienes no aportaron mayores datos en la causa. Por último, una profesora de hockey de Angélica Ramírez ratificó lo que declaró en la instrucción de la causa: que vio llegar a la víctima acompañada de un muchacho y que pensó que era el novio. Además, agregó que la menor faltó a clases el día que fue asesinada. Vestigios biológicos de tres hombresLa licenciada forense y entomóloga del Poder Judicial, Daniela Insaurralde, explicó a las partes -tanto defensa como Fiscalía- que en todo momento se “preservó la cadena de custodia de los elementos incautados en la causa, cumpliendo un estricto protocolo que funciona desde 2006”. Luego dejó en claro que el cadáver de Angélica “no presentaba quemaduras de cigarrillos y que dichas lesiones eran picaduras de hormigas coloradas”. Al hacer lectura de las evidencias relacionadas con los cotejos de los ADN de la víctima y del sospechoso, muestras que fueron analizadas en un laboratorio de Buenos Aires, la forense recordó que se hallaron “vestigios biológicos de al menos tres masculinos en uno de los hisopados vaginales, aunque ninguno coincidía con el patrón genético del imputado”. No así las muestras halladas en una de las zapatillas del acusado, cuyo resultado fue en un 99,99% coincidente con el ADN de la infortunada víctima. Bourscheid llegó a este juicio imputado por “homicidio calificado por el ensañamiento y la alevosía”. Una médica relató una versión incomprobableA su turno, la médica forense del Poder Judicial Helga Sulamita Segovia de Ledesma brindó una versión considerada por el mismo Tribunal como “incomprobable”, teniendo en cuenta que la principal protagonista de su relato falleció poco después del crimen de Angélica Ramírez. La facultativa, quien estuvo a cargo de la primera autopsia a la víctima, explicaba las lesiones que observó prima facie apenas llegó a la escena, las cuales calificó como “algo atroz por la alevosía con la cual fue agredida la jovencita”, cuando decidió dejar el expediente que leía a un costado para comenzar a relatar una historia que sorprendió a casi toda la sala de audiencias.“Fue a verme una enfermera de un hospital local, quien se llamaba Alicia Muñoz, llorando, y me dijo que era amiga de Angélica (Ramírez). Me contó que se mudaba en forma periódica porque tenía miedo por constantes amenazas de muerte que recibía. Luego afirmó que ella junto a la víctima transportaban drogas en bolsas a distintos puntos de esa localidad, como ser el cementerio y un exfrigorífico. Que no veían a las personas que recibían los estupefacientes, que dejaban allí las bolsas y se retiraban. Fue entonces que esta enfermera me aseguró que iba a confeccionarme una lista de los asesinos de Angélica, que ella sabía quiénes fueron. Me agregó que tanto ella como Ang&e
acute;lica eran informantes de instituciones o fuerzas de seguridad”.Sin embargo, “la última vez que la ví (a la enfermera), como tenía problemas de presión, le suministre unos medicamentos y me enteré luego de que horas después tomó cerveza y la encontraron muerta en la cama de su casa, de un edema de pulmón. Pregunté a su familia si ella dejó aquella lista de los asesinos, pero no encontraron nada”, declaró la forense. Al ser consultada por el Tribunal, la facultativa señaló que “le relató la misma versión al juez de Instrucción de la causa”. El juicio continuará hoy desde las 8.30.
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