Ayer por la tarde se supo que en Madrid habían detenido a Gabriel “Gaby” Leal, uno de los tres acusados por el asesinato de Pablo Antonio Fraire (28), ocurrido en esta ciudad el 25 de noviembre de 2002.
Anoche, en el Juzgado de Instrucción Tres trabajaban en la documentación para iniciar la extradición del joven, seriamente comprometido por un examen de ADN: su patrón genético coincidía en un 99% con el levantado de unas manchas de sangre encontradas en la remera de Fraire.
Seguramente con el correr de las horas, se tendrán más detalles de la captura. De momento, se sabe que intervino la Interpol y que el sospechoso ya se encuentra a disposición de un magistrado español.
Por el crimen de Pablo Fraire hay dos condenados a prisión perpetua: Ariel Gustavo Aranda Alvarenga, alias “El Porteño” o “Axel” y Ramón “Poli” Castel, hermanastro de Leal. En 2009, el Tribunal Penal Dos de Posadas los encontró culpable del delito de homicidio criminis causa.
Es decir que mataron para ocultar otro delito. Según el fallo, ellos dos y un tercer implicado, que no sería otro que Gaby, le tendieron una emboscada a Fraire para robarle dinero.
Le ofrecieron cosas usadas que supuestamente tenían para la venta y asesinaron al muchacho cuando fue al punto pautado para la transacción con el objetivo de sacarle el dinero que había llevado.
“Axel Aranda participó activamente en el hecho investigado, y esto se refleja en su conocimiento detallado del ‘inter criminis’.También que el nombrado formaba parte de un grupo de personas que se dedicaba a distintas actividades ilícitas, principalmente el robo o hurto de computadoras que eran revendidas, que este grupo se completaba con los hermanos Ramón Oscar Castel y Gabriel Cristóbal Leal, entre otros.Que efectivamente el día del hecho, ‘no había nada que vender’ iban a hacer ‘un cuento’ para robarle dinero a una persona que desafortunadamente resulto ser Pablo Antonio Fraire.Que todos colaboraron activamente para encubrir, ocultar, hacer desparecer pruebas y rastros e incluso desviar la propia investigación, mediante amenazas, engaños y fugas”.
Esto dice la sentencia que firmaron la jueza Marcela Leiva, Horacio Gallardo y Fernando Verón.El crimen sucedió entre las 20 y las 20.30 del 25 de noviembre de 2002, en un sector oscuro de la calle Francia, casi Tomás Guido.Los criminales atacaron con saña a Fraire, quien pese a resistirse tenazmente cayó muerto producto de las múltiples puñaladas que recibió.
“El ataque se inició dentro de la camioneta y concluyo sobre la calle” y fue cometido al menos por tres personas: Aranda Alvarenga, Castel, el prófugo (en relación a Gabriel Leal) y uno de ellos se llevó la camioneta de la víctima que luego fue abandonada”, sostuvo en su voto la jueza Leiva, que presidió el Tribunal.
Alvarenga y Castel fueron condenados a perpetua. Un tercer acusado Manuel Jaime, fue absuelto por el beneficio de la duda. Cuando se concrete la extradición será el turno de Gaby, que tiene muchas preguntas que responder.
Un caso que marcó un antes y un después
“El caso es uno de los más trascendentes de la historia criminal de esta provincia. El aberrante crimen de Pablo Antonio Fraire, un joven conocido en el seno de nuestra sociedad, cuya muerte y en especial la forma en que esta se produce, ha calado hondo en el corazón de la opinión pública misionera; su madre, que hoy ya no está, a enarbolado una incansable y conmovedora lucha durante largos y penosos años de búsqueda de justicia”.
Con esta frase, la jueza Leiva empezó su voto en la sentencia y nada se ajusta más a la verdad.Tras ese crimen, la madre de Pablo, Teresita Boldú, fundó la Asociación Derechos Humanos Madres e Hijos del Dolor, que reunió a familiares y allegados de personas fallecidas en hechos violentos.Hubo marchas de silencio, pero también propuestas de cambio.
A instancias de la asociación, se creó en la Policía la División Homicidios y se organizaron cursos de pericia forense.También se impulsó la aprobación de la figura del querellante particular, que se terminó sancionando años después.Fue, sin dudas, un caso que marcó un antes y un después.