El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, Cristian Garrido, realizó un balance crítico del año universitario y advirtió que el comienzo del ciclo lectivo 2026 podría verse comprometido si se profundiza el actual escenario de desfinanciamiento. En un contexto nacional adverso, sostuvo que el sistema universitario logró sostenerse “a pesar de lo desfavorable del escenario presupuestario”.
En diálogo con FM de las Misiones, remarcó que durante 2025 el principal desafío fue garantizar el funcionamiento pleno de la UNaM y, en particular, de la Facultad de Humanidades. “Logramos sostener la universidad como derecho, como proyecto colectivo y como posibilidad real de ascenso social para los sectores populares y la clase trabajadora”, expresó. En ese marco, destacó el compromiso de docentes, no docentes y estudiantes para mantener las actividades académicas.
El decano subrayó que la universidad pública conserva un fuerte respaldo social, reflejado en la masiva movilización nacional y en los niveles de credibilidad institucional. “Las universidades públicas siguen siendo las instituciones con mayor opinión favorable a nivel nacional, cerca del setenta por ciento”, señaló, al tiempo que resaltó su rol como garante de derechos y motor de movilidad social.
En relación con la permanencia estudiantil, Garrido reconoció dificultades crecientes vinculadas a la situación económica. “Muchos estudiantes están teniendo problemas para sostenerse dentro de la universidad”, afirmó. En ese sentido, puso en valor las políticas de bienestar estudiantil y el acompañamiento académico como herramientas clave para evitar el abandono.
Uno de los puntos más sensibles fue la caída de las becas. Garrido advirtió que “no solo se congelaron los montos, sino que también se redujo drásticamente la cantidad”, al señalar que se pasó de entre diez mil y once mil becas Progresar a apenas tres mil o cuatro mil. “Las becas son fundamentales para la continuidad de los estudios”, enfatizó.
Si bien evitó brindar cifras definitivas, reconoció que hubo deserción. “Hubo contención, pero también un desgranamiento”, explicó, y aclaró que los números finales se conocerán una vez cerrado formalmente el año académico, que concluye el 31 de marzo.
Incertidumbre en el 2026
Sobre el escenario legislativo, Garrido expresó preocupación por la posible derogación de la ley de financiamiento universitario. “Nos vuelve a abrir un escenario incierto para 2026”, advirtió. En particular, mencionó el impacto del artículo 75 del proyecto presupuestario, al considerar que profundiza la pérdida de calidad educativa, científica y tecnológica.
El decano fue contundente al referirse a la situación salarial. “Nuestros trabajadores sostienen docencia, investigación y extensión con una pérdida del poder adquisitivo tremenda”, afirmó. Según detalló, en algunos casos esa caída “podría llegar a ser equivalente al cien por ciento del salario”, mientras que los incrementos previstos para 2026 quedarían muy por debajo de la inflación.
Ese deterioro, explicó, genera desánimo y empuja a muchos docentes a buscar ingresos alternativos. “Un salario digno debería permitir dedicarse plenamente a la docencia y a la formación de estudiantes”, sostuvo, al advertir que hoy esa posibilidad está seriamente en tensión.
Consultado sobre el inicio del ciclo lectivo 2026, Garrido reconoció que el escenario podría verse condicionado por eventuales medidas de fuerza anunciadas por los gremios universitarios si no hay mejoras salariales. Explicó que esa situación “puede condicionar las posibilidades de comenzar según lo establecido por el calendario académico”, el cual ya fue aprobado por el Consejo Directivo de la facultad.
No obstante, aclaró que la definición concreta se conocerá recién al retomar las actividades luego del receso de verano, que comenzará el 29 de diciembre y se extenderá hasta el 9 de febrero. En ese sentido, precisó que las inscripciones permanecen abiertas hasta el 30 de diciembre y se reanudarán desde el 9 de febrero hasta fines de ese mes.
Garrido recordó que el curso de ingreso general y específico se desarrollará en marzo y que este año se habilitó nuevamente la posibilidad de realizarlo de manera virtual, en modalidad autogestionada o a distancia. Subrayó que esa opción cuenta con el acompañamiento de los equipos del programa de Trayectorias Educativas y de los entornos virtuales de la facultad, con el objetivo de generar un vínculo temprano con los ingresantes.
En materia de infraestructura, Garrido señaló que los recursos nacionales “no alcanzan para sostener el funcionamiento en las condiciones necesarias”. Indicó que mantener cinco edificios implica gastos permanentes y que, ante la falta de fondos, la facultad debió recurrir a recursos propios generados a través de posgrados, diplomaturas y capacitaciones.
El comedor universitario fue otro eje central. “Decidimos sostener la misma cantidad de becas, almuerzo y cena de lunes a viernes”, afirmó, al remarcar que muchos estudiantes “necesitan un plato de comida para poder seguir estudiando”. Actualmente, alrededor del diez por ciento de la matrícula de la facultad asiste al comedor.
Pese a las dificultades, Garrido destacó la expansión territorial de la universidad. Durante 2025 se abrieron nuevas extensiones áulicas en Cerro Azul, Panambí y Santo Pipó.

“Cerramos con ocho extensiones áulicas, siete en la provincia y una en Ituzaingó (Corrientes)”, agregó.
Además, indicó que y ya se proyectan más propuestas para 2026 en municipios del interior. “La descentralización es una estrategia para garantizar el acceso a la educación superior”, explicó.
Crecimiento
En paralelo al escenario de incertidumbre presupuestaria, Garrido señaló que la facultad continúa proyectando su crecimiento territorial para 2026, con la apertura de nuevas propuestas académicas en distintos municipios del interior. En ese marco, confirmó que ya se firmó un convenio específico en Puerto Rico para avanzar con la apertura de inscripciones de la Licenciatura en Trabajo Social.
También indicó que se trabaja con San Javier en la implementación del profesorado en Educación Especial y en la formación de intérpretes universitarios de Lengua de Señas, al tiempo que se evalúa la posibilidad de abrir esa última propuesta en Jardín América. Según explicó, la estrategia apunta a “seguir garantizando el acceso a la universidad” mediante una mayor presencia territorial y el fortalecimiento del derecho a la educación superior gratuita.
El decano destacó que estas iniciativas son posibles gracias al acompañamiento de los municipios, aun en un contexto económico adverso. Señaló que tanto la Provincia como los Gobiernos locales atraviesan dificultades financieras, pero aun así sostienen el compromiso con la educación pública y universitaria.
Garrido valoró también los momentos de celebración académica. “Siempre es una fiesta ver a las familias y amigos acompañando a quienes se gradúan”, expresó, al destacar que muchos egresados son primera generación universitaria. “Es una celebración de toda la sociedad”, afirmó, por el impacto colectivo que genera cada nuevo profesional.
Finalmente, Garrido subrayó la creciente demanda vinculada a la salud mental. “Se incrementó mucho la demanda”, señaló, y explicó que el programa específico funciona como espacio de escucha y articulación con el sistema sanitario provincial. “A veces lo que se necesita es alguien que escuche”, sostuvo, al remarcar que la contención también es clave para la continuidad de los estudios.







