Colaboración de Francisco
Pascual y Martín Ghisio
La disponibilidad de agua en las chacras y comunidades rurales depende, cada vez más, del manejo responsable del territorio. En el centro y noreste de Misiones, donde la erosión y el escurrimiento superficial provocan la pérdida de suelo fértil y la disponibilidad de agua en vertientes naturales, técnicos del INTA trabajan junto a productores, escuelas y municipios en la instalación de obras simples y de bajo costo para cosechar y conservar el agua de lluvia.
“El agua de lluvia puede transformarse de un problema en una oportunidad si aprendemos a manejarla correctamente. No se trata solo de almacenar, sino de conducir, infiltrar y aprovecharla de forma planificada en la chacra y en los caminos rurales”, explica el Ing. Miguel Correa, jefe de la AER INTA Puerto Rico.
Obras de captación y caminos rurales más resilientes
Una de las estrategias más efectivas promovidas por el INTA es la captura de agua en caminos rurales, evitando pérdidas de suelo en lotes y caminos a partir de lluvias intensas registradas en el último tiempo. En jornadas recientes realizadas en Puerto Leoni y Capioví, técnicos y estudiantes analizaron experiencias locales con pozos de decantación y zanjeos laterales distribuidos cada 30 metros, que permiten disminuir la velocidad del agua, retener sedimentos y favorecer la infiltración.
Estas pequeñas obras cumplen una doble función: reducen la velocidad del agua de lluvia y acumulan agua favoreciendo una infiltración lenta hacia humedales y vertientes protegiendo los caminos. “Cada pozo o zanja bien diseñada es un reservorio que evita la pérdida de suelo y contribuye a almacenar agua donde más se necesita”, señala Correa.
Cosecha de agua en las chacras
En los sistemas productivos familiares, el aprovechamiento del agua se complementa con la sistematización de la chacra mediante el trazado de curvas de nivel, la construcción de taipas y la incorporación de cubiertas verdes y rotaciones de cultivos. Estas prácticas reducen la erosión y el lavado de nutrientes, conservando la fertilidad del suelo y garantizando una mayor infiltración del agua de lluvia.
“El productor que sistematiza su chacra y protege sus vertientes tiene más agua disponible para sus cultivos y animales, y menos pérdidas por escorrentía”, destaca Correa. Además, el INTA recuerda que cada Agencia de Extensión cuenta con equipos y personal capacitado para realizar estos trazados en forma gratuita, apoyando a los agricultores familiares en la planificación de sus predios.
Protección de vertientes y reforestación
El trabajo de conservación no se limita a la ingeniería del suelo. Los técnicos también enfatizan la regeneración natural y la protección de los bosques protectores que rodean las fuentes de agua. En un ensayo desarrollado junto al municipio de Capioví, se están evaluando técnicas de regeneración natural asistida -como parcelas de nucleación, percheros vivos y secos, y traslocación de mantillo– que facilitan la recuperación de la vegetación nativa y la infiltración de las lluvias.
“Cuando se degrada el monte que protege una vertiente, el agua desaparece. Recuperar la cobertura vegetal es recuperar el agua”, subraya Correa, destacando que la reforestación con especies nativas y el mantenimiento de corredores biológicos son medidas clave para enfrentar los efectos del cambio climático en la región.
El aprovechamiento integral del agua también puede aplicarse en las viviendas rurales. El INTA recomienda instalar canaletas, filtros y aljibes para recolectar el agua de lluvia de los techos, la cual puede utilizarse para limpieza, sanitarios o riego. En Misiones, con un promedio anual de 2.000 mm de precipitaciones, una lluvia de 60 mm representa 60 litros por metro cuadrado de techo, es decir, miles de litros aprovechables por familia cada año.
Una mirada integral para el futuro
Las recomendaciones del INTA apuntan a fortalecer la resiliencia hídrica de los sistemas rurales, combinando obras simples, manejo del suelo, regeneración del monte y educación ambiental. “El desafío es pensar el agua como parte del sistema productivo, no como un factor externo. Si el suelo, el bosque y el agua están bien manejados, el productor gana estabilidad y la comunidad gana calidad de vida”, concluye el Ing. Correa.
Estas acciones se enmarcan en una estrategia provincial que busca proteger las cuencas y vertientes, asegurar el abastecimiento de agua segura en zonas rurales y acompañar a las familias productoras en el cuidado del recurso más esencial: el agua que da vida y sustento a la chacra misionera.





