La realidad económica, marcada por una retracción general del consumo, golpea de lleno al sector panadero de Misiones. Omar Acosta, referente del Centro de Industriales Panaderos, realizó un balance “complicado” del año en curso, señalando que las ventas no se han podido recuperar debido a la “falta de dinero” que percibe la población en general, una situación que afecta a todos los rubros.
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, el referente del Centro de Industriales Panaderos de Misiones, Omar Acosta, explicó que el año fue “complicado” para el rubro y que las ventas cayeron notablemente. Según señaló, la falta de dinero afecta el consumo general, y la panadería no es la excepción. “La gente compra menos de todo: ya no lleva por docenas, sino lo justo y necesario, lo que le alcanza con lo que tiene en el bolsillo”, afirmó.
De cara a las fiestas, Acosta comentó que las panaderías ya producen pan dulce durante todo el año, pero que la mayor expectativa está puesta en el producto especial, el más tradicional. “Nos volcamos al pan dulce especial, al panetón, con frutas, nueces, almendras, castañas, pasas… Es bien cargado. El común, que solo tiene pasa y fruta, no compite con el que viene de Buenos Aires con precios bajos y packaging llamativo”, explicó.
El precio del pan dulce especial ronda entre 24.000 y 25.000 pesos por kilo, y lo que más lo encarece son las frutas secas, importadas en su mayoría. “Un kilo de fruta cuesta unos 15.000 pesos. Además, lleva manteca y no margarina”, detalló. Los precios, dijo, aumentaron entre un 20 y un 25 por ciento respecto del año pasado, y aunque hay demanda, los costos siguen en alza.
Acosta también sostuvo que los aumentos en insumos no fueron tan bruscos como antes, pero sí constantes, especialmente por el impacto del dólar. “El sebo, la margarina y la grasa se cotizan en dólares, y eso repercute directamente en los precios”, explicó.
Pese al contexto, aclaró que no despidieron personal, aunque reconoció que “siempre se corta por lo más fino”.
“Formar panaderos lleva tiempo y cuesta encontrar gente con oficio. Por eso cuidamos al personal y mantenemos la misma cantidad de empleados”, señaló.
Respecto a los meses de verano, reconoció que enero, febrero y marzo son los más duros para el sector, por la baja del consumo. “Nos afecta que la gente se vaya de vacaciones y que terminen las clases, porque en el centro de Posadas vivimos del movimiento que generan los colegios, la Municipalidad y los bancos”, explicó. Durante ese período, otorgan vacaciones al personal, aunque los gastos fijos se mantienen.
Consultado sobre el pago del medio aguinaldo, indicó que no son la excepción a las dificultades del comercio local. “Tengo 60 personas trabajando. No es fácil juntar el dinero para pagarles, aunque diciembre siempre ayuda un poco. A veces hay que desprenderse de cosas o pedir préstamos”, comentó.
Acosta subrayó que sus prioridades son claras: “Primero el cliente, luego los empleados, y después nosotros que empujamos el carro.” Por eso, dijo que procura cumplir con los sueldos “en tiempo y forma” para evitar incertidumbre.
El industrial también reconoció que el margen de ganancia bajó considerablemente, porque muchos aumentos los absorben los propios panaderos. “No podemos trasladar todo al precio porque la gente compra menos. Al producir menos con los mismos gastos, el impacto es mayor”, expresó.
Entre los costos que más presionan mencionó los alquileres y los servicios públicos, especialmente la energía y el gas. “Pagamos mucho más caro que en Buenos Aires. Lo mostré en un congreso en Mendoza y no lo podían creer. El gas a granel es carísimo, tanto como la luz”, afirmó.
Respecto al programa Ahora Pan, destacó que el acuerdo con el Gobierno provincial “ha sido un éxito” porque permite mantener precios estables y accesibles, aunque “así y todo cuesta horrores”.
En cuanto a la inflación, Acosta dijo esperar que “siga a la baja”, aunque recordó una frase que le marcó un economista: “La inflación baja con hambre del pueblo.” Según interpretó, la reducción de precios llega junto a la falta de dinero en circulación. De todos modos, pidió que se impulsen reformas laborales e impositivas.
“Estamos más preocupados por que lleguen mejores leyes que por la inflación, porque los impuestos y las cargas laborales nos asfixian”, opinó.
Para cerrar, advirtió que la industria panadera es especialmente vulnerable, porque “todo es perecedero: el pan sale del horno y empieza a envejecer”. Aun así, se mostró esperanzado en que las fiestas reanimen las ventas y permitan cerrar el año con cierto alivio




