La campaña del gobierno de Javier Milei en las elecciones de medio término se basó en el eslogan “que el esfuerzo valga la pena”, con el que buscó renovar el apoyo social al plan económico que redujo la inflación a costa de un fuerte ajuste que impactó, sobre todo, en la clase media argentina, un sector que hoy “se diluye”, según advirtió un informe de la Fundación Pensar, el think tank del PRO.
El estudio se da a conocer en un momento de tensión política entre el Gobierno y el PRO. Mientras Mauricio Macri volvió a distanciarse de Milei, varios dirigentes macristas se sumaron a La Libertad Avanza, y el sector crítico, aunque minoritario, mantiene figuras de peso como María Eugenia Vidal, presidenta de la Fundación Pensar.
El informe sobre la clase media, realizado junto con la consultora Casa Tres entre septiembre y octubre, se basó en 2.319 casos y datos del INDEC, y advierte que una parte clave del electorado de Milei pertenece a este sector.
Según el documento, la clase media enfrenta una erosión sostenida del poder adquisitivo y de la confianza en el futuro. El 54% de los encuestados afirma que su capacidad de consumo es hoy mucho peor que hace un año, mientras que el 55% cree que la clase media se está achicando. Solo dos de cada diez piensan que está creciendo.
Además, seis de cada diez argentinos de clase media aseguran que su trabajo les permite subsistir pero no progresar económicamente, y cuatro de cada diez alcanzaron un nivel educativo mayor que el de sus padres sin percibir ascenso social.
El informe señala que hoy solo el 43% de los hogares pertenece a la clase media según su nivel de ingresos, frente al 75% histórico. El 52% se ubica en la clase baja y el 5% en la alta. Para ser considerado clase media, un hogar debe tener ingresos entre $2.000.000 y $6.500.000 mensuales.
Esto equivale a siete millones de hogares de clase media, ocho millones de clase baja y menos de un millón de clase alta. Sin embargo, 29 millones de argentinos se consideran de clase media, aunque solo 20 millones lo son efectivamente según sus ingresos.
El estudio también muestra una fuerte distorsión en la autopercepción social: el 35% de quienes pertenecen a la clase baja se perciben como clase media, y el 80% de los de clase alta también se consideran de clase media.
Entre los hábitos que explican esa autodefinición figuran consumos simbólicos vinculados al bienestar, no necesariamente relacionados con los ingresos. “La idea de estar bien se asocia con la posibilidad de consumir”, afirma el informe, y agrega que “tener casa propia” es el anhelo principal de la mitad de los argentinos (48%) que se identifican como clase media.
Pero la realidad económica muestra un escenario adverso: el 63% de los argentinos debió resignar consumos habituales, sobre todo ocio (57%), indumentaria (38%), primeras marcas (26%), plataformas de contenidos (23%) y vacaciones (19%).
“El consumo se asocia con el deseo y el placer, no con el dolor…”, advierte el texto, alertando sobre una caída en las ventas, márgenes y empleos, y un empeoramiento del humor social y empresarial.
El 55% cree que la clase media se está achicando, cifra que alcanza el 60% en el AMBA y el 70% entre los mayores de 50 años. Además, dos de cada tres argentinos se ubican en el último escalón de la clase media o ya se consideran clase baja, mientras que el 41% afirma tener una situación peor que la de sus padres.
Hace veinte años, nueve de cada diez argentinos se consideraban de clase media; hoy, menos de cinco de cada diez lo hacen. La Fundación Pensar atribuye esta caída a la pérdida de poder adquisitivo de las familias.
El estudio también analiza la economía reciente: aunque el consumo de bienes durables creció (autos +79%, motos +50,5%, electrodomésticos +51%, turismo emisivo +66%, escrituras +51%), esto se concentra en los sectores altos y medio-altos. En contraste, el consumo masivo (+0,6%) y los combustibles (0%) casi no crecieron, mientras que medicamentos (-1%), supermercados (-5,5%) y autoservicios (-5,5%) registraron caídas.
“El auge de compras en bienes duraderos y viajes responde principalmente a los sectores altos y medio-altos”, concluye el informe, lo que deja al descubierto una brecha cada vez más marcada entre la clase media y los sectores más acomodados.
Fuente: iprofesional.com







