Desde el atardecer de este lunes, la comunidad judía celebra otro de los momentos clave de su calendario: el Sucot, la festividad en la que se honra el camino que recorrieron sus antepasados por el desierto tras la salida de Egipto.
Se trata de una festividad de 7 días en Israel y 8 en la diáspora (en el resto del mundo) en la que se recuerdan las “Nubes de Gloria” que protegieron a los hebreos al huir de Egipto y las cabañas en las que habitaron durante los 40 años en el desierto.
Por eso a estos días -que se extienden del 15 al 21 del mes hebreo de Tishrei y que este año van del 6 al 15 de octubre en el calendario secular- se los denomina también Fiesta de las Cabañas o Fiesta de los Tabernáculos.
Los primeros dos días de Sucot (del atardecer del primer día hasta la salida de las estrellas dos días más tarde) son completamente festivos, no se debe trabajar, y se aplican todas las leyes de Iom Tov. Los días subsecuentes son Jol Hamoed, que si bien son laborales tienen algunas restricciones. El último día es conocido como Hoshana Raba.
La festividad de Sucot es inmediatamente seguida por las festividades de Shemini Atzeret y Simjat Torá.
¿Cómo se celebra Sucot?
Sucot se caracteriza por las cabañas que se construyen al aire libre y las cuatro especies que se atan y se agitan todas juntas durante la festividad:

- El Etrog (cidro) tiene un buen gusto y una buena fragancia. Representa una persona con sabiduría (aprendizaje de Torá) y buenas obras.
- El Hadás (mirto) tiene una buena fragancia, pero no es comestible. Representa una persona que tiene buenos actos, pero no tiene sabiduría.
- El Lulav (palmera datilera) es comestible, pero no tiene olor. Esto representa la persona con sabiduría, pero sin buenas obras.
- El Aravá (sauce) no tiene ni sabor ni olor. Se trata de una persona que no tiene ni buenas obras ni tampoco la sabiduría de la Torá.
Durante toda la semana de Sucot, se come, duerme y comparte en la sucá (cabaña temporal de tres paredes y un techo cubierto de material vegetal como ramas o paja para poder ver el cielo), invitando cada noche a los Ushpizin (las almas de los siete patriarcas de Israel).









