Mientras la Dirección de Seguridad Acuática sigue desarrollando capacitaciones junto a la Dirección de Educación Física en prevención de riesgos en ambientes acuáticos; la temporada de verano asoma con fuerza en Misiones y por ello se está expectante a la reglamentación de la ley reformada y aprobada hace un año, para sumar en los controles, por ejemplo a las piletas de menos de 25 metros.
Actualmente en Posadas hay alrededor de 23 piletas habilitadas de más de 25 metros, que son las que se inspeccionan de acuerdo a la ley, mientras que las más chicas, por ejemplo las situadas en los alojamientos temporarios, donde se organizan eventos al aire libre con piscina, no entran en la regulación vigente. Una vez reglamentados los cambios previstos, Seguridad Acuática de la provincia, podrá dar certeza a los visitantes de que esos espacios también proporcionan entornos seguros.
“Estamos trabajando para que con la nueva ley aprobada hace un año podamos controlar también esos espacios. La reglamentación está en estos momentos en el área legal y jurídica y esperamos que salga antes del inicio de la temporada”, adelantó a PRIMERA EDICIÓN el titular de Seguridad Acuática, Franco Bacigalupi.
Misiones es una de las pocas provincias en contar con una ley que regula de manera integral la seguridad acuática y que brinda un marco para el ejercicio de la profesión de guardavidas; no obstante el funcionario destacó que la responsabilidad también es ciudadana.
“Cuando uno paga la entrada a una colonia, una pileta o a un alojamiento temporario debe exigir guardavidas habilitados, elementos de seguridad, cartelería visible, botiquín. No es molestia, es lo que corresponde. En otros países la gente pregunta y exige, porque son sus derechos, pero acá todavía falta esa costumbre”, analizó Bacigalupi.
Luego aseguró que, con la llegada de la temporada de verano, la provincia revive el mismo desafío: cómo garantizar seguridad en ríos, arroyos y piletas, en una provincia rodeada de cursos hídricos y con creciente número de espacios de recreación privada, pero con una población que tiene escasa formación para la natación amateur.
En ese sentido, el director de Seguridad Acuática detalló el estado de situación y las estrategias que se impulsan, aunque reconoció que todavía hay vacíos que ponen en riesgo a la población.
“Lamentablemente cuando pasa un accidente es cuando la gente toma conciencia del peligro del agua. Siempre pedimos que ingresen a lugares habilitados, pero no hay una verdadera toma de conciencia y eso genera que muchos terminen en espacios prohibidos”, explicó.
A este escenario Bacigalupi sumó un factor estructural: “Vivimos rodeados de agua y los chicos no saben nadar. Es una herramienta fundamental que los niños aprendan al menos lo básico: flotar, manejar un elemento de flotación, no entrar en pánico”, enumeró.
Y luego remarcó que “la enseñanza de natación sigue siendo una deuda pendiente para gran parte de las familias”.
“Muchos padres no llevan a sus hijos a clases porque ellos mismos tuvieron malas experiencias en el agua y prefieren prohibirles. Nosotros siempre insistimos en la prevención, en capacitar a las escuelas, en tomar cursos de RCP. Pero cuando ocurre un accidente como el que lamentamos hace algunas semanas, la reacción dura un tiempito y después la gente se acostumbra otra vez”, señaló.
Persisten infracciones
En cuanto al control de piletas privadas y clubes, Bacigalupi admitió en diálogo con este Diario que “persisten los incumplimientos”.
“El año pasado detectamos casos en los que se había advertido sobre faltas que no se corrigieron. Muchos administradores pelean con los costos y no quieren pagar lo que corresponde a un guardavidas. No tienen conciencia de que contratar a un profesional es barato frente al costo de una muerte”, sostuvo.
“La seguridad depende tanto de lo que hagamos desde el Estado como de lo que exijan las familias. Lo que queremos es que el disfrute del agua no vuelva a estar marcado por tragedias”, concluyó.





