Después de cuatro décadas de encierro, Kenya, la última elefanta que permanecía en cautiverio en el país, inició su viaje hacia la libertad. Desde el Ecoparque de Mendoza, fue trasladada en una caja especialmente acondicionada rumbo al “Global Sanctuary for Elephants”, en el estado de Mato Grosso, Brasil. El recorrido, de casi 4.000 kilómetros, marca el cierre de una etapa en la historia del cautiverio de elefantes en la Argentina.
El operativo, acompañado por un equipo técnico especializado y representantes de organizaciones protectoras de animales, contempla paradas frecuentes para controlar el estado físico y anímico de Kenya, brindarle alimento, agua y descanso cuando sea necesario. La elefanta viaja monitoreada por una cámara interna y bajo la atenta observación de sus cuidadores.
Kenya llegó a la Argentina en 1984 desde un zoológico de Alemania. Tenía apenas cuatro años cuando fue separada de su entorno natural y enviada al entonces zoológico de Mendoza, donde vivió en soledad durante 40 años. Su historia simboliza décadas de encierro, pero también la transformación de un modelo que comenzó a cambiar hace más de una década.
La preparación para su traslado comenzó hace siete años y requirió un trabajo conjunto entre la Fundación Franz Weber, el Ministerio de Ambiente, organismos provinciales y nacionales, y el Santuario en Brasil, que fue creado en 2012 con el objetivo de recibir a elefantes víctimas del cautiverio en América del Sur.
La logística del traslado incluye una planificación minuciosa: entrenamientos conductuales, evaluación médica, coordinación diplomática para gestionar permisos internacionales y un equipo multidisciplinario para garantizar el bienestar de la elefanta durante todo el trayecto.
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Kenya se unirá en el santuario a otras elefantas que pasaron por circunstancias similares, como Mara, Guillermina y Pupy, esta última la primera elefanta africana en llegar al santuario brasileño. Aunque Kenya y Pupy aún no se conocen, se espera que, con el tiempo, puedan compartir el mismo espacio natural.
“Hoy termina un camino que comenzó con Pelusa, la elefanta del zoológico de La Plata que murió antes de poder ser liberada”, dijo Tom Sciola, representante en Argentina de la Fundación Franz Weber. “Cada elefanta que pisa el santuario representa años de trabajo incansable, estrategias legales y una entrega total al bienestar animal. Nada fue improvisado.”
Con la salida de Kenya, Argentina se convierte en un país libre de elefantes en cautiverio.
(Fuente: La Nación)