Con la presentación de los últimos testigos y los alegatos de las partes, se cerró la segunda jornada del debate por el crimen del productor Lisardo Escarvadofski (76) y las lesiones graves que sufrió su esposa tras el ataque a tiros de dos sospechosos. Mañana se conocería la sentencia.
Entre los datos más relevantes de la jornada se puede resaltar el pedido de 35 años de prisión solicitado por el fiscal y el pedido de absolución de parte del defensor del imputado.
Jonatan Sosa (35) pidió hablar luego de que pasara el último testigo. Dijo “yo no soy un asesino”, “no soy un delincuente”, “tienen a la persona equivocada”.
Dio el nombre y las características de dos sospechosos. Cuando desde el Tribunal le preguntaron si podía reconocer a alguno de ellos en una fotografía, le exhibieron una imagen que se encontraba en el expediente. Y dijo: “Se comenta que fueron ellos los autores, por una carga de cigarros que Escarvadofski perdió”.
Respecto al día del hecho, el 4 de abril de 2017, Sosa dijo que ese día largó la jornada como remisero en San Javier alrededor de las 16.30. “Le entregué el auto a mi padre que hacía el turno noche”. Fue a su casa donde se encontraba un hombre (testigo) que en aquel momento vivía con ellos. A los pocos minutos llegó un amigo y fueron a beber cerveza en la esquina, cuando llegó un patrullero.
“Me acerco y me comentan que buscaban a mi padre porque se había llevado a una menor. Lo llamé y le aviso. Él volvió y se presentó en la comisaría”.
Luego mencionó que “en septiembre de 2018, me detuvieron en mi casa (Verónica, partido de Punta Indio, provincia de Buenos Aires) y me trajeron para acá. Me llevaron a la comisaría de Cerro Azul. Vino un policía, me sacó de la celda y me empezó a sacar fotos. El lunes me llevaron al Juzgado de Instrucción 5 de Alem, donde me hicieron firmar una libertad por una causa por lesiones. Pregunté por qué me trajeron desde Buenos Aires para eso, cuando me podían haber notificado allá. Ya me iba y el secretario del juzgado me dijo que me quedara porque necesitaban a uno para una rueda de reconocimiento. Entré y había tres del Ejército, de San Javier. Cuando terminó la rueda, dije me voy, y me dijeron que no, que iba quedar detenido por sospecha de homicidio. Yo no estaba con ningún defensor, fui hostigado por el secretario”, afirmó Sosa.
“Me llevaron a la comisaría de San Javier. Al rato se paró frente a la celda un policía que me miraba. Me dijeron que era el nieto de Escarvadofski”.
“Después me llevaron a una pieza y me pegaron diciéndome que me hiciera cargo del homicidio. Luego me llevaron a la comisaría de Itacaruaré. A los dos días no aguantaba más como había quedado de los golpes y me internaron”.
Recordó luego que cuando lo traían a Misiones, “un policía de investigaciones sobrino de la jueza Zuetta me sacaba fotos. Ese policía fue a la comisaría a amenazarme que me hiciera cargo de lo que se me acusa. Lamento lo que le pasó al hombre y a su señora pero mientras yo estoy detenido los verdaderos asesinos están de joda”.
Seguidamente el fiscal David Milicich le preguntó: “Ese 4 de abril, ¿cómo explica usted que su celular impactó en la antena en la zona de Paraje Santa Irene (lugar del crimen) y luego en Cuatro Bocas (lugar donde fue hallado el Chevrolet Corsa de Lisardo Escarvadofski) en los horarios del homicidio?”. Sosa respondió que el celular estaba todo el tiempo dentro del remís. “Esa tarde mi papá salió con el móvil, por eso impactó en la zona de Cuatro Bocas”.
“¿Y paraje Santa Irene?” le preguntó Milicich – “No, ahí no llega”, respondió.
Ya en su alegato, el fiscal dijo que Jonatan Sosa era el autor del crimen, porque Orestina Cerri lo “reconoció y hasta forcejeó con él”. Aunque “se puede presumir que buscaban al hijo de Lisardo”. Respecto a este punto, previamente había declarado la nuera de la víctima quien dijo “se comentaba que mi cuñado estaba involucrado con el tema de cigarrillos y que su papá no estaba de acuerdo con esa actividad”.
Y siguió el fiscal, por eso la señora declaró que le preguntaron “¿dónde está tu hijo” y “oyó una tonada porteña: “¿Cuánta gente así vamos a encontrar en San Javier?” Luego citó los informes de la SAIC, respecto a la geolocalización del celular.
Defensa
Por su parte el defensor José Luis García, dijo que Cerri entró en contradicciones, pero no quiso revictimizarla cuando declaró.
“El fiscal alega que si no hubiera sido por el peón que ayudó a la señora Cerri ella no estaría viva, pero omite a Zunilda Correa que estuvo ahí, fue testigo ocular, la ayudó y que no fue ubicada para que se presentara. Ella tampoco estuvo en la rueda de reconocimiento” donde señalaron a Sosa.
“El imputado recién aparece en escena cuando Cerri dice haberlo visto en la exterminal de San Javier en mayo de 2018. En esa época hubiera sido imposible que lo hubiera visto porque Sosa estaba en Verónica. Por otro lado hay un error garrafal respecto a la geolocalización del celular, porque la distancia de alcance de la antena de Itacaruaré llega a los 14 km de rango (que incluye Santa Irene). Mi defendido no estaba en San Javier cuando fue reconocido, no estaba en el lugar del crimen”, cerró.







