La Fiesta del Inti Raymi, una de las celebraciones más emblemáticas del calendario cultural peruano, se desarrollará este martes 24 de junio con sus tradicionales rituales, danzas, cantos en quechua y puesta en escena que revive el esplendor del Tahuantinsuyo.
Cada 24 de junio, el Cusco se convierte en el epicentro de una de las celebraciones más importantes del calendario andino: el Inti Raymi. Esta fecha no es casualidad, pues coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, un fenómeno astronómico que marca el día más corto del año y simboliza el “retorno” del Sol.
Para los incas, esta transición era crucial, ya que daba inicio a un nuevo ciclo agrícola. El Inti Raymi, entonces, no solo era un acto de veneración al dios Inti, sino también una ceremonia de agradecimiento por las cosechas recibidas y de súplica por una temporada fértil.
Actualmente, la festividad se revive con gran esplendor en una representación que combina tradición, teatralidad y orgullo cultural.

El acto principal se lleva a cabo en la explanada de Sacsayhuamán, donde más de 800 actores y músicos dan vida al ritual en un despliegue cultural único. Allí se recrea la ceremonia ancestral con trajes típicos, danzas rituales y discursos en quechua, reviviendo el esplendor del Tahuantinsuyo y reafirmando el vínculo espiritual del pueblo andino con su pasado.
La jornada comienza a las 9:00 a.m. (hora local) en el Qorikancha, el antiguo Templo del Sol, donde el Inca ofrece un saludo ceremonial al astro rey. La música, los vestuarios y la solemnidad del momento lo convierten en una de las escenas más simbólicas de la celebración.
Qorikancha fue el centro espiritual y astronómico del Tahuantinsuyo. Allí, el Inca da la bienvenida al Inti con música y cánticos en quechua. Es el espacio más sagrado de la ceremonia.

A las 10:30 a.m., la comitiva se traslada a la Plaza de Armas, donde se escenifica el “Encuentro de los Tiempos”, una representación que simboliza la unidad de los pueblos del Tahuantinsuyo.
La Plaza de Armas, antigua Huacaypata, representa la unión de los suyos. El encuentro del Inca con los curacas simboliza la armonía del imperio, y se realiza ante una multitud que rodea el corazón del Cusco colonial.
Por último, la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán acoge el acto más imponente: el sacrificio simbólico de una llama, la entrega de ofrendas a la Pachamama y el discurso del Inca al Sol. Es la culminación del ritual y el punto más teatral del evento.
Fuente: Infobae









