El paquete de yerba mate en los supermercados, por primera vez en años, igualó el precio en Argentina y en Brasil, luego de estar mucho tiempo más caro en nuestro país. Es un fenómeno que encierra una paradoja regional: mientras el Gobierno nacional celebra que la desregulación derrumbó el precio del “oro verde” como logro de la lucha contra la inflación, para la economía misionera es una situación dramática, al ser la principal productora de materia prima del país.
En 2024, un informe de Coninagro reveló que la yerba mate venía los últimos años con un valor 70% más cara en Argentina que en Brasil, como consecuencia de una política que protegía a los productores con regulaciones del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y que garantizaba la rentabilidad de los productores de materia prima.
Sin embargo, a junio de 2025 esa situación cambió drásticamente. En supermercados brasileños, la yerba “Erva mate” se vende por alrededor de 20 reales el kilo, equivalente a $4.000 pesos argentinos según el tipo de cambio actual. En Argentina, el precio también ronda los $4.000/kg, lo que implica una equiparación total de precios. Por el medio kilo, la tendencia es la misma: R10 contra $2.000 aproximadamente.
Este alineamiento revela una pérdida de valor para la yerba argentina, por efecto de la desregulación promovida por el INYM. La rebaja de los precios internos no deriva de una mejora de la competitividad nacional, sino de una degradación en el ingreso de los productores, en especial los pequeños y medianos de Misiones.
Al mismo tiempo, un reciente análisis de la Fundación Mediterránea señala que Argentina tiene precios más altos que Brasil y Chile en prácticamente todos los rubros -alimentos, bienes y servicios- con la excepción del vino y la yerba mate. Este dato confirma la pérdida de valor de la yerba argentina de un año al otro.
El informe plantea que el país está en un “equilibrio intermedio” entre precios regionales, algo que luce esperable para una nación agroexportadora, pero se ve distorsionado cuando el precio interno del mayor productor mundial de yerba no es competitivo.

Tragedia económica
Desde el punto de vista macroeconómico, el Gobierno destaca una desaceleración de la inflación, como señaló el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger. Pero en el mercado yerbatero misionero esto se experimenta como un golpe letal. La caída del precio sugiere una transferencia de rentabilidad del productor al consumidor o a otros actores de la cadena como la industria, sin ninguna ganancia real para la provincia.
La competitividad de la yerba argentina se veía reforzada en 2024, cuando el diferencial permitía exportaciones con mayor margen frente a la demanda brasileña. Hoy, en cambio, los mismos kilos se cotizan al límite del equilibrio transfronterizo, un escenario que afecta seriamente a la economía local. El ajuste no es sinónimo de bienestar social: se traduce en menores ingresos para familias rurales, restricciones productivas y menor inversión en la región yerbatera.
Por su parte, el vino argentino -otro de los pocos productos más económicos para el consumidor local- enfrenta una situación similar. Si bien representa un pequeño número dentro del consumo masivo, su baja relativa se da a expensas de los productores cuyanos, sin fortalecer el poder adquisitivo misionero, donde el consumo del vino contribuye al turismo y la gastronomía local.
Barato para los porteños
En Misiones, una provincia profundamente ligada a la cultura y la economía de la yerba, la situación es crítica. Los productores hoy enfrentan márgenes más angostos, menos capacidad de inversión, y mayor vulnerabilidad ante el shock del mercado.
Las razones son múltiples: la liberalización del precio, la pérdida de intervención del INYM, y una paridad peso-reales que no compensa la inflación interna. Mientras la Nación puede reportar cierta estabilidad de precios, en Misiones se instala una tragedia económica silenciosa donde el beneficio parcial para el consumidor no tiene contrapartida en un desarrollo equilibrado de la cadena productiva.
El dilema pasa por determinar si es la yerba mate un factor decisivo en la inflación como para empobrecer a miles de productores a costa de congelar el precio del producto. Y también saber cuántos otros productos de la canasta básica están padeciendo el mismo golpe letal que padece la yerba mate como víctima de la guerra contra la inflación. No se ven otros productos retrocediendo.









