El primer Centro de Contención Animal de Misiones ya es una realidad en marcha. Con apoyo de la Provincia, la Legislatura, la Municipalidad de San Vicente y el trabajo constante de una asociación civil, el proyecto que se gestó en 2008 está próximo a ver la luz.
En los últimos años, de forma silenciosa, sus gestores dieron varios pasos que fueron clave para llegar a donde están: personería jurídica, CUIT, un predio cedido por el Estado y una obra de infraestructura que empieza a tomar forma.
“Se viene a pasos lentos, pero avanza”, resumió satisfecha en diálogo con PRIMERA EDICIÓN la presidenta actual de la Asociación de Protección Animal “Angelitos con Cola”, Leonela Almeida.
Lo que diferencia a esta iniciativa de otras similares es su enfoque integral y su meta clara: no convertirse en un refugio permanente, sino en una estación de paso para la recuperación de los animalitos y adopción responsable.
“Aquí los perritos o gatitos entran para castración o si están enfermos o desnutridos se los cura y una vez logrado esto salen prontos en adopción”, aclaró Almeida.
Y luego comparó: “Un refugio es un proyecto de contención permanente; un centro animal es un proyecto de contención transitoria y adopción responsable”, explicó con precisión. Esa diferencia conceptual fue la base para diseñar un modelo que apunta a la circulación saludable de los animales, evitando el hacinamiento o la institucionalización prolongada.
“Hasta que no salga el animalito en adopción no se pueden volver a tomar otros”, subrayó la mujer. En ese sentido, el centro trabajará con un cupo máximo de 10 a 12 animales, priorizando casos de urgencia.
“La falta de políticas públicas específicas en gran parte de los municipios hace que este proyecto pionero marque una diferencia sustancial”, acotó.
El voluntariado nunca paró
De 2008 a 2015, tras siete años de trabajo voluntario en territorio con distintas acciones comunitarias como la instalación de casitas y comederos en barrios, el proyecto para construir el Centro de Contención Animal finalmente fue aprobado por las autoridades sanitarias.
“Lo presentó por aquel entonces el ministro de Salud Pública, Walter Villalba, y se logró su aprobación”, rememoró Leonela.
Desde ese momento, comenzó una etapa más institucional: se gestionó la personería jurídica, se obtuvo el CUIT y se solicitaron terrenos al Estado.
“Nos otorgaron un predio hace aproximadamente cuatro años”, precisó. La cesión del espacio fue un avance crucial, pero también abrió un nuevo desafío: la infraestructura”. “Teníamos que proyectar la estructura del lugar y demás”, recordó. El entusiasmo inicial se vio frenado por la falta de recursos económicos, pero nunca abandonaron el objetivo.
“Si bien la obra se frenó por un tiempo, hace poquito nos empezaron a dar una mano desde el municipio y la Legislatura e hicimos importantes avances”, agradeció satisfecha.