¿Alguna vez has sentido que tu mente no se apaga? Como si tu cabeza fuera una habitación llena de cajas abiertas, papeles por todos lados y ruido constante. A veces no es que estemos cansados físicamente, sino mentalmente saturados. Pensamientos que se repiten, emociones que no expresamos, y juicios que nos hacemos sin darnos cuenta, todo eso se acumula.
Así como limpiamos nuestro cuarto para sentirnos mejor, nuestra mente también necesita una buena limpieza. Hoy quiero guiarte en ese proceso, paso a paso, para que te sientas más ligera, enfocada y en paz contigo misma.
Reconoce que necesitas una pausa darte cuenta que tu mente está sobrecargada. No te juzgues por eso, a todos nos pasa observate: ¿estás irritable, olvidadiza, con ansiedad o sintiéndote estancada? Son señales claras. No se trata de ignorarlas, sino de escucharte con compasión.
Crea tu espacio para la limpieza busca un momento del día en el que puedas estar contigo, sin interrupciones, con 15 o 20 minutos bastan. Elige un lugar donde te sientas segura, prende una velita aromática si te gusta, pon música suave o simplemente quédate en silencio. Este será tu espacio sagrado para vaciar tu mente.
Sacá todo lo que hay adentro en un cuaderno y empezá a escribir sin filtro. ¿Qué te preocupa? ¿Qué te duele? ¿Qué te está quitando el sueño? Deja que salga todo, sin ordenar ni corregir. Es como vaciar una mochila: saca hasta lo que ya habías olvidado que llevabas ahí.
Detecta lo que pesa más mira lo que escribiste y subraya lo que más te lastima o te repites constantemente. Puede ser una crítica interna, una culpa que cargas, o una preocupación que no puedes soltar, al decirlo en voz alta ya estás empezando a liberarlo.
Suelta con intención cierra los ojos y di en voz baja: “Elijo soltar esto. Me permito descansar. Ya no necesito cargar con esto más”. Puedes imaginar que ese pensamiento se va como una hoja que flota en el agua o como una nube que se aleja con el viento. El poder de imaginar transforma.
Llena tu mente de algo que te haga bien, después de soltar, es momento de elegir qué quieres tener en tu mente. Puede ser una frase que te inspire, un recuerdo bonito, una afirmación como: “Soy suficiente tal y como soy” o simplemente quedarte en silencio respirando profundamente. La mente también necesita cosas lindas para sostenerse.
Hacer una limpieza mental no es una solución mágica, pero sí un acto de amor propio. No estás fallando por sentirte abrumada; solo necesitas vaciar un poco para volver a escucharte. Este ejercicio no es para hacerlo una sola vez. Es como bañarte: lo haces cada tanto para sentirte fresca y renovada.
Cada vez que te sientas saturada, regálate este momento. Tu mente no necesita ser perfecta, solo escuchada. Y tú, más que nadie, mereces calma, claridad y cariño.
Nancy Calderón
Coach The John C. Maxwell
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