Un reciente estudio publicado en Nature Communications reveló que la predisposición genética juega un papel significativo en cuánto disfruta una persona de la música, representando el 54% de la variabilidad en este rasgo.
La investigación, liderada por Giacomo Bignardi y un equipo del Instituto Max Planck de Psicolingüística, destaca que diferentes vías genéticas influyen en las respuestas emocionales, rítmicas y sociales a la música, ofreciendo nuevas perspectivas sobre los mecanismos biológicos subyacentes al placer musical.
El estudio, que analizó datos de más de 9.000 personas, comparó gemelos idénticos y fraternos para determinar la influencia de la genética en el disfrute de la música. Los resultados indicaron que el 54% de la variación en el disfrute musical entre los individuos se atribuye a diferencias genéticas.
Un hallazgo clave fue que aproximadamente el 70% de estos efectos genéticos son independientes de la percepción musical o la sensibilidad general a las recompensas, lo que sugiere que el placer musical involucra vías biológicas únicas.
Esto implica que el ADN juega un papel crucial en la formación de las respuestas individuales a la música, más allá de los factores culturales o ambientales. Además, la investigación reveló la naturaleza multifacética del disfrute musical, donde distintas vías genéticas influyen en diferentes aspectos de la experiencia musical.
Las respuestas emocionales, el compromiso rítmico (como bailar) y la creación musical social están influenciados por factores genéticos separados. Esta complejidad explica por qué las personas pueden tener respuestas variadas a diferentes elementos musicales.
Por ejemplo, algunas personas pueden estar genéticamente predispuestas a experimentar una elevación emocional a través de la música, mientras que otras pueden tener un impulso más fuerte por bailar o participar en la creación musical colaborativa.
Las implicaciones de este estudio son amplias, abriendo nuevas vías para comprender la musicalidad humana y su posible significado evolutivo.
Los hallazgos sugieren potenciales aplicaciones en campos como la musicoterapia, la educación y la ciencia cognitiva. Se plantea que futuras investigaciones podrían centrarse en identificar regiones genómicas específicas responsables del placer musical, lo que podría proporcionar una comprensión más profunda de la cognición y las emociones humanas.
Además, el componente genético en el disfrute de la música podría ayudar a explicar las diferencias individuales en las preferencias y habilidades musicales, enriqueciendo la comprensión de la diversidad cultural en las tradiciones y prácticas musicales.
Guillermo David Subreski Román