Panambí Colors, la franquicia de Pinturas Misioneras, llegó al barrio Itaembé Guazú para ofrecer a sus pobladores lo mejor en revestimientos y pinturas para climas exigentes. En la noche del martes 15 abrió oficialmente sus puertas sobre la calle Los Cardenales, donde buscará convertirse en un punto de referencia para quienes buscan soluciones confiables y duraderas.
Sale el sol, llueve, hace frío, por lo que se suele decir que el clima de Misiones no es para cualquiera. “Nuestras pinturas están desarrolladas para esta clase de clima. Tenemos un laboratorio, el ingeniero químico de la familia, y todos los desarrollos se hacen pensando en el clima de la tierra colorada. Para industria, hogar y obra, todo se piensa para el clima exigente de esta provincia”, sostuvo Lucas Rizzolo, gerente comercial de Pinturas Misioneras.
Indicó que hace unos años “determinamos como estrategia de expansión el método de franquicias. Veníamos con una red de sucursales propias en toda la provincia y decidimos desarrollar”. Recordó que esta es la segunda -la primera fue abierta en Montecarlo, en noviembre pasado- y que los franquiciados: Sergio López y Hugo Alvarenga, llegaron “en el momento justo”.
El coordinador de Desarrollo de Franquicia, Rodrigo Romero, dijo que para Itaembé Guazú, donde aún hay pocos árboles, “siempre recomendamos la membrana térmica que baja considerablemente la temperatura de la casa, hace rendir los aires acondicionados y el consumo de electricidad. Surte muy buen efecto. Es un producto ecológico, al agua. Siempre decimos que tiene que estar presente en las casas de este populoso barrio”.

Socios y amigos
Sergio López confió que, con Hugo Alvarenga, son amigos desde la infancia. Contó que hace algunos años había empezado un emprendimiento en formato de franquicia, pero de otro rubro, y como cliente de Pinturas Misioneras desde hace muchos años, “siempre me interesó la relación precio/calidad del producto que tienen. Cuando empezaron a abrir nuevos locales, me gustó mucho la presentación que tenían, y cuando me enteré que pensaban expandirse, me postulé como franquiciado y lo invité a Hugo”.
Alvarenga es posadeño, pero se fue de la ciudad hace 30 años. Sus hijos crecieron y con su esposa decidió volver a su tierra. “Una de las formas era invirtiendo en la provincia, plantando semillas para el futuro. Hace mucho que con Sergio queríamos hacer cosas y nos interesó el rubro y la empresa. Tuvimos dos semanas de capacitación intensa, vimos cómo es la cultura corporativa de Pinturas Misioneras, nos gustó mucho el clima interno y la calidad del producto, y nos pareció una buena oportunidad”.
“Cuando me fui esto era un campo inmenso y al regresar me encontré con una ciudad satélite de Posadas, por lo que pensamos que es un muy buen lugar para echar raíces”, expresó.
Ambos coincidieron en que “hacer inversiones en este contexto requiere algo de valentía, pero es un orgullo tratar de aportar al crecimiento de una empresa misionera. Ojalá podamos crecer y acompañar su crecimiento. La única forma que existe de mejorar todo, es arriesgando. Para invertir nunca hay un momento ideal, todos los momentos son los ideales”.









