La Semana Santa es un tiempo de encuentro y reflexión, pero también días en los que las familias se reúnen para compartir platos cargados de historia y significado, fortaleciendo los lazos a través de la gastronomía y la fe.
En Argentina, la Semana Santa es más que un período de recogimiento espiritual: es un encuentro con la tradición gastronómica, con recetas que se transmiten de generación en generación y que aún resisten el paso del tiempo.
El aroma a masa recién horneada, el inconfundible crujir del pescado rebozado y el dulzor de los huevos de chocolate recorren los hogares a lo largo y ancho del país, que se llenan de platos que evocan la infancia, muchos de ellos con raíces europeas pero reinventados con la impronta local, sin necesidad de romper la tradicional (aunque no obligatoria desde el punto de vista religioso) abstinencia de carnes rojas.
Capítulo aparte es el de Misiones, donde se combinan las tradiciones del hemisferio norte, las criollas de los últimos dos siglos y también las regionales incorporadas mediante nuestros lazos con Brasil y Paraguay.
Estas son algunas de las delicias más típicas de estas fechas:
El ritual de las empanadas de vigilia
Si hay una receta que define la esencia de la Semana Santa argentina son las empanadas de vigilia. Nacidas como una alternativa a las tradicionales empanadas de carne, este bocado irresistible reemplaza el relleno con atún, cebolla, pimientos y huevo duro.
La masa hojaldrada, crocante y dorada, es el equilibrio perfecto para un relleno que se sazona con pimentón, comino y ají molido.
Aunque su origen se encuentra en la cocina española, hoy las empanadas de vigilia son un ícono de la gastronomía nacional, servidas tanto en mesas familiares como en panaderías y rotiserías de todo el país.
Merluza, el pescado que se roba la escena
Hablar de Semana Santa en Argentina es hablar de merluza. Suave, versátil y de fácil acceso, este pescado blanco se ha convertido en el protagonista indiscutido de los platos de vigilia.
Preparada a la romana, con un rebozado dorado y crujiente, o al horno, acompañado de hierbas frescas y rodajas de limón, la merluza es sinónimo de tradición.
En tiempos en los que el consumo de carne se reduce por respeto a las costumbres religiosas, la merluza se transforma en una opción accesible y deliciosa. Su popularidad no es casualidad: su sabor delicado permite múltiples combinaciones, desde una simple ensalada de papa y huevo hasta sofisticadas guarniciones de vegetales asados o purés especiados.
Tarta Pascualina, un legado de la inmigración italiana
La tarta pascualina, con su relleno verde intenso y sus huevos cocidos en el interior, es otro de los platos esenciales de la Semana Santa. Heredada de los inmigrantes italianos, esta preparación combina espinacas o acelgas con ricota, queso rallado y nuez moscada, todo envuelto en una masa fina y crujiente.
En muchas casas, la tradición indica que debe ser casera, amasada con paciencia y rellena con generosidad. Su sabor delicado y su presentación rústica la convierten en una opción ideal tanto para el almuerzo como para la cena, servida con una copa de vino blanco o un buen mate.
La Rosca de Pascua
No hay Semana Santa sin un cierre a la altura de la ocasión, y la rosca de Pascua es la encargada de endulzar los encuentros familiares. Su origen se remonta a antiguas tradiciones europeas, donde el pan en forma de círculo simbolizaba la continuidad de la vida.
Acompañada de mate o café, este pan dulce se convierte en el broche de oro de la celebración pascual, una receta que sigue viva en las panaderías y en los hogares argentinos.
La versión argentina es una masa suave y esponjosa, enriquecida con manteca y azúcar, cubierta con crema pastelera y, en algunos casos, decorada con frutas abrillantadas. Su proceso de elaboración es casi un ritual: la masa se deja levar con paciencia, el aroma de la levadura impregna la cocina y, tras el horneado, la rosca se corona con azúcar granulada.
El simbolismo de los huevos de Pascua
Más allá del deleite que provocan, los huevos de Pascua encierran un significado ancestral. Representan la fertilidad, la vida y la renovación, conceptos estrechamente ligados a la celebración cristiana de la resurrección.
El arte de fabricar los huevos de Pascua de chocolate compartidos con alegría cada Domingo de Resurrección constituye, en sí mismo, una tradición: fundir chocolate, verterlo en moldes, dejarlos enfriar y luego unir las mitades con precisión es una tarea que muchas familias disfrutan compartir.
Algunos los rellenan con confites, otros los decoran con glasé real y mensajes festivos, pero todos coinciden en un mismo gesto: la ilusión de regalar y recibir un huevo el Domingo de Pascua.
Los 3 infaltables en Semana Santa en Misiones
Más allá de que esas cinco delicias típicas tampoco faltan en toda mesa de Semana Santa en Misiones, la provincia tiene sus peculiaridades regionales que se convierten en las verdaderas vedettes de esta temporada en la tierra colorada:
Sopa paraguaya y Torta de choclo
No es específico de Semana Santa, sino que en cada festividad, e incluso cada fin de semana (o en realidad a diario) estos platos se apoderan de cada mesa misionera. Y en cualquier horario: lo mismo sirve como entrante de las comidas principales, o para desayuno o merienda, la primera de ellas incluso acompañando el café o la chocolatada.
De profundas raíces guaraníticas, el choclo es protagonista de ambas recetas, la primera en forma de harina de maíz y la segunda en granos. El queso y la cebolla, otros dos “clásicos” regionales, son sus principales complementos.
Chipitas (o mbeyú)
Dicta la tradición regional que, en los días santos, la chipa sostiene en gran medida el ayuno familiar, para abstenerse del consumo de la carne: por su contenido calórico, ayuda a sobrellevar el Viernes Santo sin tener otro tipo de alimento.
Independientemente de las costumbres religiosas, nada más delicioso entre comidas que este “bollo” más grande (chipa) o más pequeño (chipita) elaborado con almidón de mandioca y queso, que -además- cumple con el ritual ancestral de “pan sagrado” que la comunidad comparte entre los más cercanos.
Una variante que va ganando cada vez más adeptos en Misiones es el mbeyú, con similares ingredientes pero diferentes forma (más parecido a una tortilla) y textura, ya que al no llevar huevo ni levadura, resulta más crocante y cremoso.
Fuente: Meteored / Primera Edición