Según un reciente estudio de la organización METR (Metrics for Evaluating Task Resolution), la inteligencia artificial (IA) está experimentando un crecimiento exponencial en su capacidad para completar tareas. Los investigadores determinaron que el “horizonte temporal de finalización de tareas al 50%”, es decir, el tiempo máximo que un modelo de IA puede manejar con una tasa de éxito del 50%, se ha duplicado aproximadamente cada siete meses durante los últimos seis años.
Esta tendencia proyecta que en cinco años los sistemas de IA podrían ser capaces de automatizar proyectos de software que actualmente requerirían un mes de trabajo humano.La métrica METR fue diseñada para ofrecer una evaluación tangible del rendimiento de la IA, comparando directamente sus capacidades con las de los humanos.
A través de pruebas con modelos avanzados como Claude 3.7 Sonnet y una combinación de 66 nuevas tareas junto a estándares existentes como RE-Bench y HCAST, los investigadores observaron que estos sistemas pueden completar con fiabilidad tareas de hasta 50 minutos de duración.
A pesar de estos avances, la IA aún enfrenta limitaciones significativas. Las tareas que superan las 4 horas presentan tasas de éxito inferiores al 10%. Los modelos actuales luchan con secuencias de acciones extensas, razonamiento lógico complejo y adaptabilidad ante errores, lo que restringe su aplicación en proyectos del mundo real.
El progreso acelerado de la IA ha sido impulsado por factores clave: acceso a energía asequible, mejoras en hardware, investigación académica, competencia empresarial, disponibilidad de big data y avances en el procesamiento mediante GPU y computación en la nube.
Esta convergencia tecnológica está permitiendo una mejora constante en la fiabilidad, adaptabilidad y razonamiento lógico de los sistemas de IA.
Las implicancias de esta evolución son amplias
En desarrollo de software, la IA podría asumir tareas de codificación complejas; en salud, facilitar diagnósticos y monitoreos prolongados; en finanzas, gestionar análisis extensos y portafolios; en educación, personalizar currículos; en manufactura, optimizar cadenas de producción; y en industrias creativas, colaborar en la creación de contenido extenso.
Sin embargo, este avance también conlleva desafíos: la posible disrupción de empleos tradicionales y la necesidad de que las industrias adapten sus estrategias para integrar eficazmente estas tecnologías. El crecimiento exponencial de la IA plantea no solo oportunidades transformadoras, sino también una profunda reflexión sobre el futuro del trabajo humano.
Guillermo David Subreski Román