Mariela Noemí Ríos, una trabajadora de la salud de 37 años y paciente trasplantada de riñón, fue víctima de un robo en su vivienda en el barrio 28 Viviendas en Eldorado. Los delincuentes se llevaron su mochila con la medicación que necesita diariamente, además de objetos de valor.
“Más allá de la bronca, me preocupa que alguien más pueda tomar esos remedios sin saber el daño que pueden causar”, expresó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Mariela y su hija dormían en su casa cuando desconocidos ingresaron a la vivienda tras forzar el portón y una ventana.
“Sacaron la reja del lugar, rompieron un pedazo del ventiluz y metieron la mano para abrir la puerta”, relató. Todo ocurrió entre las 3 y las 5 de la mañana, sin que ninguna de las dos escuchara ruidos. “Nosotras vivimos solas y dormimos en la misma habitación porque ahí tenemos aire acondicionado”, explicó.
Los delincuentes se llevaron un televisor, un parlante, dinero en efectivo y una notebook del trabajo. Sin embargo, lo que más angustia a Mariela es la pérdida de su mochila, donde tenía la medicación inmunosupresora que debe tomar a diario tras recibir un trasplante de riñón hace cinco años.
Trámites adicionales para poder reponerla
Mariela explicó que, afortunadamente, aún cuenta con reservas de su medicación, pero deberá realizar trámites adicionales para reponer la que fue robada. “Yo ya le mandé un mensaje al médico para que me prepare la receta electrónicamente, pero tengo que viajar a Posadas, llevarla al Ministerio de Salud y esperar la autorización para poder retirar la medicación”, detalló.
La provisión de sus medicamentos depende del Centro Único Coordinador de Ablaciones e Implantes del Ministerio de Salud de Misiones (CUCAIMIS).
“Siempre nos provee el CUCAIMIS, pero ahora no cuenta con esa medicación y nos autoriza a retirarla a través del Ministerio”, explicó.
Temor a que llegue a manos equivocadas
Más allá del daño económico, lo que más angustia a Mariela es que los medicamentos sustraídos puedan terminar en manos equivocadas. “No le va a servir a nadie más que a mí, porque soy trasplantada y sé cómo debo tomarlos”, advirtió. “Si los tiran por la calle y alguien los recoge sin saber qué son, pueden hacerle daño a otra persona”, agregó.
Además de su tratamiento inmunosupresor, Mariela también toma medicación para el lupus y para tratar su alergia.
“En la mochila tenía todo: la loratadina, el aerosol nasal, el broncodilatador. Esos medicamentos también son fuertes y no son para cualquiera”, sostuvo.
Un barrio que no es inseguro
El barrio 28 Viviendas, donde reside Mariela, no es una zona con altos índices de robos. “A mí es la primera vez que me pasa algo así. Mis vecinos son trabajadores, hay empleados municipales, agentes sanitarios. Nunca pensé que me iba a tocar”, comentó.
Ante la pregunta de cómo reforzará la seguridad en su hogar, la mujer respondió con resignación: “No sé, comprar una alarma en este momento no es posible. Primero tengo que reponer las cosas de mi hija para la escuela, porque también se llevaron su mochila con todo lo que había comprado para el inicio de clases”.
Mariela es madre soltera y trabaja como promotora de salud con un contrato municipal. “No gano muchísimo y entre la medicación y los gastos, no me alcanza para comprar una alarma ahora”, confesó. Pese a la angustia, resaltó la solidaridad de su entorno. “Gracias a Dios tengo unos compañeros excelentes y mi jefa también. Hoy me tomé el día, pero ya me vino a ver”.