La denuncia realizada en la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional X en el barrio Fátima al atardecer del 26 de junio pasado fue tomada con rigurosidad y se activaron todos los protocolos y pericias investigativas. La madre de una adolescente secundaria de 15 años se presentó ante las autoridades policiales porque su hija fue raptada cerca de las 13 del mismo día y permaneció privada de su libertad hasta cerca de las 19. En ese lapso habría sido drogada y abusada sexualmente por al menos una persona.
El hecho fue denunciado con mayores detalles que PRIMERA EDICIÓN se reserva pero surgió del relato de la presunta víctima y fue detenido el propietario de una empresa funeraria de Garupá, en cuya camioneta de servicios se suponía que la menor fue tomada por la fuerza y conducida a un depósito en la misma localidad.
La causa por “privación ilegítima de la libertad y lesiones” fue iniciada por el juez de Instrucción 7, Miguel Mattos, quien el pasado 14 de noviembre firmó el sobreseimiento definitivo de culpa y cargo del comerciante demorado e imputado.
La resolución fue notificada ayer a las partes y se remarca que la decisión del juez correspondió a que las pericias tanto a la camioneta, que aseguró la adolescente fue forzada a subir, como el lugar que señaló como en el que estuvo raptada no se hallaron evidencias que incriminaran al propietario.
Pero el sobreseimiento correspondió, fundamentalmente, a que la presunta víctima se retractó en su declaración en Cámara Gesell volcada al expediente.
Consciente de que todo lo que relató acusando al empresario había sido señalado primero a su madre y luego a la comisaría Quinta, no era cierto sino fruto de su versión de la que se arrepentía de haber lanzado.
De acuerdo a lo informado en junio, la investigación apuntó al propietario de una camioneta Fiat Doblo blanca, de similares características a la nombrada en la denuncia por la víctima. El vehículo pertenece a una funeraria por lo que además de allanar dos viviendas en los barrios Ñu Porá y 25 Viviendas, policías de la Unidad Regional X bajo directivas del juez Mattos, allanaron la casa de sepelios situada sobre colectora de la ruta 12 en el ingreso a Garupá. Se secuestraron elementos de interés para la causa: jeringas, ampollas de vidrio vacías y gasas, estetoscopios en las dos viviendas mientras que en la funeraria secuestraron un colchón de una plaza, un jean, un par de zapatillas, una careta y los videos de las cámaras de seguridad.
Todos estos elementos fueron analizados y cotejados, ninguno apuntaló la denuncia.
Una de las hipótesis fue que la joven fue llevada a ese lugar cuando la doparon en cercanías al BOP 35 al cual se dirigía el miércoles 26 de junio a las 12.50.
La menor dijo que la interceptaron y con un pañuelo la sedaron y subieron a una camioneta blanca que podría una Renault Kangoo o una Peugeot Partner que en su interior tenía una camilla y, en ella, la llevaron con los ojos tapados con cintas adhesivas hasta un galpón donde se despertó y que allí dos personas abusaron de ella. También apuntó que solo uno de los agresores usaba una máscara de jabalí y hablaba en portugués, el otro en castellano pero que le extrajeron sangre con una jeringa y la volvieron a drogar para que se durmiera. Esto habría durado poco más de seis horas hasta que la volvieron a subir a la camioneta y la abandonaron sobre calle Yerbales, entre Azaleas y Claveles en el barrio Ñu Porá de Garupá.