Nuevamente la cadena de la producción yerbatera enfrenta un grave problema tras el fuerte ataque del rulo que amenaza la zafriña y con ello la economía de miles de pequeños colonos.
Sebastián Pietruczuk, integrante de la Mesa Asesora Provincial Yerbatera, quien también realiza servicios de cosecha y trabaja de manera directa en distintos yerbales de sur a norte de la provincia, alertó sobre la magnitud del problema, ya que según explicó, “no hay una sola región yerbatera que no esté afectada por la plaga del rulo”.
“A mi cargo tengo 300 hectáreas distribuidas en todas las zonas productoras de yerba en Misiones, desde Guaraní y Campo Viera hasta Andresito; estamos teniendo un fuerte ataque de rulo en todos lados, porque no se trata solo de nuestras chacras, sino la de la gran mayoría en los alrededores. Históricamente el ataque se daba en algunas regiones y en otras no, porque más o menos se podía hacer un mantenimiento preventivo, pero ahora sin este preventivo, por los costos, es impresionante lo que está ocurriendo”, aseguró con pesar.
“Si bien, el ataque de rulo es algo que ocurre cada año, siempre se lo lograba contener porque cerraban los números; entonces cuando comenzaba el más mínimo indicio, pulverizábamos (el insecticida). Con el precio de la hoja actual fue imposible hacer las inversiones, porque los recursos que entraron lo destinamos a paliar la situación económica para subsistir y ver qué nos depara el futuro”, aseguró el productor.
“Uno ve a lo largo y ancho (de Misiones) yerbales sin tratar y no pasará mucho para que el daño en la planta sea irreversible”, detalló más tarde.
Pérdidas del 50%
Darío Schauer, productor yerbatero y tealero, integrante de la mesa de la CoProTé, quien recientemente había alertado de la presencia de ácaros en el té también lamentó ahora el daño del rulo a la yerba.
“En las chacras que tengo en Colonia Alberdi y Campo Viera estoy viendo un fuerte ataque de rulo. La primera brotación vino bastante bien, pero ahora se empezó a quedar con zonas en crisis por este tema”, coincidió.
“Los yerbales cosechados a finales de septiembre muestran una brotación muy atacada y se frenó la producción de la planta directamente. Cuando muchos colonos pensamos que ya había pasado lo peor, ahora vemos que la yerba se está poniendo fea por esta causa”, aseguró enfático.
La dirigente del movimiento de mujeres productoras, Karina Gural, también reconoció la grave situación.
“Es gravísimo lo que está pasando; es impresionante como nos atacó el rulo este año. Está muy fea la cosa, a esta altura del año la yerba ya tendría que estar en una brotación importante, de más o menos 50 centímetros de altura el brote, y ahora en el mejor de los casos llega a 10 centímetros”, graficó la mujer.
“Me animaría a decir que ya se perdió el 50% de la primera brotación y para pensar el pulverizar hay que pensar en inversiones muy costosas y la verdad es que el veneno para contener es tan tóxico que ni se debería poner. Se viene otro año feísimo para el productor”, sentenció la mujer.
Para cubrir gastos hay que destinar el valor de 3.000 kilos
El principal obstáculo para frenar el avance de la plaga es el alto costo de los tratamientos.
Sebastian Pietruczuk quien se dedica a este tipo de servicios calculó que, en promedio, cada aplicación de insecticida y fertilizante necesario para combatir el rulo cuesta entre $130.000 y $150.000 por hectárea. Además, teniendo en cuenta que, debido al avance del insecto en los cultivos, se deben realizar, al menos, tres aplicaciones por temporada, los costos se vuelven insostenibles para pequeños y medianos productores.
De hecho, la falta de presupuesto para el control del rulo es uno de los puntos más críticos señalados por Pietruczuk. “Hoy por hoy, no hay plata para combatir la plaga”, afirmó el experto, quien destacó que la situación se está tornando insostenible, ya que si bien las soluciones podrían estar al alcance, no hay los fondos necesarios para ponerlas en práctica a gran escala.
“Si consideramos los costos de tratamiento y la producción de yerba, en un yerbal que rinde entre 5.000 y 6.000 kilos de yerba, alrededor de 3.000 kilos de ese rendimiento se irían solo para cubrir los gastos de fertilización e insecticidas”, explicó.
Esto significa que los productores deberían destinar una porción significativa de su cosecha, que podría generar ingresos para vivir y reinvertir, pero ante la situación no les alcanza ni para asegurar la supervivencia de los cultivos frente a la plaga.
“Si los colonos tuviéramos un buen panorama para el futuro, es decir que volviéramos a cobrar un valor acorde para el producto, con precios que cierran en cuanto a costos de producción, no dejaríamos nuestros yerbales librados al ataque de plagas”, señaló tajante el productor.
“En los últimos años somos pocos los colonos que venimos haciendo tratamiento preventivo, la gran mayoría puede actuar sobre el problema cuando aparece, por los costos. Sin embargo ahora ni eso”.
“No estamos dando trabajo”
Lo que se puede evaluar de primera mano, es que la plaga afecta a la zafriña con una calidad de la yerba que ya está comprometida. Se teme además, que de no poder hacer frente con los tratamientos, los yerbales no lleguen bien a la zafra gruesa que arranca en marzo de 2025. Como efecto colateral también cae el empleo rural, porque se redujo al mínimo cualquier tarea que haya que hacer.
“De los tres o cuatro trabajos de limpieza que hacíamos en la zona centro, este año con suerte vamos a hacer dos. En la zona norte donde la tierra es mas nueva requiere cuatro limpiezas; pero este año si la zafriña arranca con un precio desalentador creo que vamos a ir abandonando”, finalizó.