Originaria del continente africano, ejemplares de Leptodelphax maculigera, conocida comúnmente como chicharrita africana, fueron detectados recientemente en Brasil y ahora confirman la presencia de ninfas y adultos (machos y hembras) en Santa Fe y en Entre Ríos. Los primeros ejemplares fueron capturados a campo en lotes de trigo en ambas localidades, y además en Reconquista se observó en la gramínea Setaria sphacelat. La identificación fue confirmada por la División Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata (UNLP).
La novedad generó intranquilidad en el sector productivo, tras el golpe que representó esta plaga en el ciclo maicero 2023/2024 y que luego fue apareciendo en otro tipo de cultivos.
“La chicharrita africana es conocida por ser una especie oligófaga, es decir, que se puede alimentar de gramíneas (maíz, caña de azúcar), pasturas (setaria) y leguminosas (poroto). Además, su capacidad para adaptarse a diferentes hospedantes la convierte en una plaga a la que debemos prestar atención”, expresó Melina Almada, investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Reconquista – Santa Fe, del equipo que realizó la detección.
Por esto, “desde el INTA nos enfocamos en estudiar la distribución, abundancia y comportamiento de la chicharrita africana en Argentina”, indicó Adriana Saluso investigadora del Laboratorio de Entomología del INTA Paraná – Entre Ríos, que agregó que se están evaluando los riesgos que representa para los cultivos.
La chicharrita africana es una especie pequeña, de color amarillento, con una longitud de entre 4 y 6 milímetros, incluyendo toda su extensión alar. Posee una mancha negra distintiva en la frente (clípeo) y un espolón en el ápice de las tibias de sus patas traseras. “Estos rasgos distintivos permiten diferenciarla del resto de las chicharritas”, expresó Diego Szwarc, investigador de la EEA Reconquista, quien señaló que la chicharrita africana es una especie que se puede hallar en diferentes hospedantes.
Es importante conocer la presencia de esta especie de chicharrita dado que en Brasil se reportó que es capaz de adquirir el virus del rayado fino, virus del mosaico estriado y de un fitoplasma, patógenos de maíz, aunque no existen antecedentes que avalen que las chicharritas infectadas sean capaces de transmitirlos a las plantas de maíz en el momento de su alimentación.
En este sentido, los investigadores recomendaron el monitoreo, principalmente sobre trigo y setaria, para detectar y alertar sobre la presencia de la chicharrita africana.
Desde la Red de Manejo de Plagas de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), Eduardo Virla, investigador del CONICET, brindó una serie de recomendaciones para entender su dinámica poblacional y establecer estrategias de manejo efectivas:
• Evitar siembras muy tardías y/o escalonadas, ya que el vector puede migrar entre cultivos sucesivos que hacen de “puente verde”.
• Debido a su preferencia por las plantas jóvenes, las poblaciones tienden a abandonar cultivos más antiguos para colonizar los más nuevos, concentrándose en siembras tardías.
• Se deben articular un conjunto de prácticas apuntadas a reducir las poblaciones del vector y el inóculo del patógeno.
También en Brasil
Esta nueva variante de chicharrita de los cultivos de maíz, fue vista por primera vez en el Estado brasileño de Goiás, durante la campaña de cosecha 2022/2023. Fue en ese estado, reconocido como uno de los principales productores maiceros del país vecino, donde se detectó esta variante cuyo nombre científico es Leptodelphax maculigera.
¿Por qué es su nombre de “chicharrita africana”? La explicación la da su verdadero origen oriundo de las Islas Mascareñas, Costa de Marfil, Madagascar, Kenia y Camerún, en el Continente Africano. Siendo el lugar primitivo de origen África, luego fue detectada en otros sectores y regiones productivas de Brasil: Río Grande do Sul, San Pablo y Santa Catarina.