El pasado 1 de octubre, los combustibles en Argentina registraron una baja del 1%, una noticia poco común y celebrada por el CEO de YPF, Horacio Marín. Sin embargo, la alegría duró poco, ya que se anticipan nuevos aumentos debido a la reciente suba del 13% en el precio internacional del petróleo.
Marín había destacado que los precios de YPF se ajustan según la cotización global del barril: si el precio baja en el mercado internacional, lo mismo sucede en los surtidores, pero lo opuesto también ocurre cuando el petróleo sube, como es el caso actual.
Un ejecutivo de la industria advirtió al diario Clarín que, con los precios actuales, el mercado local de combustibles está rezagado en promedio un 6%, y en el caso de la nafta súper, el desfase alcanza el 9%. Para corregir esta situación, se prevé una actualización de precios en noviembre, manteniendo la tendencia de aplicar un aumento mensual.
No obstante, este ajuste plantea un desafío para el Gobierno de Javier Milei, que ha mostrado avances en la reducción de la inflación. Un aumento de entre el 6% y 9% en los combustibles tendría un impacto directo en los precios de la economía cotidiana, poniendo en riesgo este logro económico.
Por otro lado, Burford Capital, acreedor en el juicio que sentenció a Argentina a pagar 16.100 millones de dólares por la renacionalización de YPF, sigue de cerca las decisiones de la empresa estatal.
La relación entre los precios locales y los valores internacionales es un punto clave en este proceso, que podría influir en futuras negociaciones y responsabilidades financieras del Estado argentino.