De cielo al campo. Muchos estudios afirman que la luz que emite la luna ejerce influencia en el crecimiento de las plantas. En esta nota te explicamos como se le atribuye su luz en casa fase.
Desde hace años se estudia la influencia del satélite natural de la tierra con el crecimiento de las plantas, ya sea en el jardín, terraza, la huerta. Muchos estudios afirman que la Luna puede ejercer un determinado efecto sobre los cultivos, lo que sí es una realidad, no solo de fotosíntesis viven las plantas.
Si bien la luz que emite la Luna no es suficiente para las plantas, posee otra llamativa capacidad de influir en el crecimiento de estas, debido a que tiene influencia en el fotoperiodo. Se trata de un punto menos que lo que sucede con la fotosíntesis, pero que es muy importante para el crecimiento de los vegetales.
El brillo proveniente de la superficie de la luna impulsa esos procesos que regulan las funciones biológicas de la mayoría de los vegetales, sabiendo que la alternancia de día y noche es tan importante como las propias estaciones para las plantas del huerto y también de nuestro jardín. Aunque dicha luz no sea suficiente para realizar el proceso de fotosíntesis, si puede estimular la producción de una proteína propia de las plantas que actúa como receptora de la luz.
Las fases de la luna y la influencia en las plantas
Años de investigaciones afirman que las distintas fases de la luna tienen distintos efectos sobre las plantas, ya sean verduras, hortalizas, bulbos y en las plantas del jardín. La lógica es que la intensidad de la luz de la luna no es la misma cuando ésta está llena o cuando está en alguna de sus fases (menguante, nueva, creciente). Mediante el seguimiento mensual de las fases lunares, se hace hincapié que cada una de estas variantes de luz en la luna tienen un peso específico y que influyen en la movilización de savia. Es por eso que la propia luna podría, incluso, nos puede dar la pauta que sembrar, cuando y en qué momento.
1. Luna llena, el momento álgido para el follaje.
Una de las fases de la luna clave, ya que es momento en el que el satélite emite la mayor cantidad de luz posible. Algo que, a nivel vegetal, se traduce en una mayor movilización de savia y agua en el interior de tallos y hojas.
Además de este desarrollo visible, se considera un buen momento para abonar, trasplantar e, incluso, cosechar. También se considera buen momento para quitar las malas hierbas del jardín o del huerto.
2. Cuarto menguante, la fase de las raíces.
Otra fase interesante por sus efectos. Cuando la luna comienza a menguar, también disminuye la intensidad de su luz. Un descenso progresivo que, sin embargo, también tiene repercusión en el desarrollo de las raíces. Un buen motivo para plantar y recoger en esta fase aquellos cultivos de raíz, como la zanahoria. Es un momento ideal para trasplantar.
Además, también es una fase ideal para podar o para saber cómo hacer esquejes que crezcan con éxito. Al haber menos luz, hay menos savia en circulación y menos agua en los tejidos. No solo la planta sangrará menos: además, las hormonas que procuran el desarrollo de nuevas raíces están en un momento ideal para multiplicar nuestras plantas.
3. Luna nueva, el momento del estancamiento.
La luna no está presente y, por tanto, el fotoperiodo no se ve alterado. La savia no está en movimiento, por lo que podríamos decir que nuestras plantas de huerto están en reposo, solo se ven influenciadas con la luz solar durante el día.
A pesar de ello, este descanso del crecimiento de nuestras plantas es el momento ideal para eliminar chupones y otras plagas.
4. Cuarto creciente, otra de las fases más activas para el huerto.
La luz, aunque discretamente, vuelve a aparecer; y afecta a follaje y raíces a partes iguales. Por este motivo, se suele considerar un buen momento para preparar nuestro huerto urbano en semilleros pero, también, para cultivos cuyo consumo se centra en las partes aéreas, como sucede con la lechuga.
También es un momento ideal para abonar, ya que las plantas están más receptivas para absorber nutrientes.