La movilidad jubilatoria que el presidente Javier Milei vetó primero y bloqueó ayer en el Congreso, quebrando a grupos de la oposición, representa un duro golpe a uno de los sectores más vapuleados de la historia argentina. Porque, es necesario decirlo, los varapalos contra los jubilados no comenzaron con esta gestión, vienen de muchos mandatos anteriores, pero también es válido marcar que en el actual contexto de recesión y pérdida del poder adquisitivo, esos varapalos se sienten más duros que nunca y no hay chances de reacción.
El veto de Milei les quita, por ejemplo, un aumento complementario de 8,1% licuado sobre la inflación de enero. ¿Cuánto dinero era? 17.000 pesos para la jubilación mínima.
Con su veto, el Presidente les quita también la chance de equiparar el valor de la canasta básica total (CBT) de un adulto que en agosto fue de 304.170,44 pesos.
Entre otras cosas Milei vetó también un aumento adicional a la fórmula de movilidad a aplicarse en marzo de cada año (50% de la variación del RIPTE).
Con su veto, el Presidente y los legisladores que lo acompañaron, sobre todo los que cambiaron su voto entre la sanción de la movilidad y el rechazo presidencial, les quitaron a los jubilados la oportunidad de reunir al menos un tercio del costo real de la canasta del sector, nada menos que 800 mil pesos de acuerdo a los datos de la Defensoría de la Tercera Edad.
Ismael Bermúdez, uno de los periodistas y analistas económicos más prestigiosos y más consultados por sus proyecciones lo describe así: “Cuando uno hace el cálculo de los siete años de pérdida con (Mauricio) Macri, Alberto Fernández y (Javier) Milei, lo que dejaron de cobrar los jubilados es impresionante. En el caso de la mínima, como estuvo el bono, es más de cuatro millones de pesos. En el caso de tres haberes mínimos da unos 25 millones de pesos. Eso fue lo que dejaron de cobrar por estar recibiendo menos que la inflación mes a mes durante estos siete años”.
Con su veto y el acompañamiento de algunos diputados oficialistas y otros que cambiaron sus convicciones, a los jubilados se les negó algo de la dignidad que vienen perdiendo en el último tramo de sus vidas.