El Dr. Miguel Pedro Guerra, especialista en biotecnología agrícola y uno de los principales defensores de estas ideas, visitó recientemente la Universidad de la Integración Sudamericana (UNISUD), en Posadas.
Durante su visita, subrayó la importancia de implementar biotecnologías apropiadas, un concepto promovido por la FAO, que hace referencia a aquellas tecnologías que, además de ser sostenibles, están adaptadas a las condiciones específicas de un territorio y son aceptables desde un punto de vista social y cultural”.
El encuentro con Guerra permitió un intercambio de ideas valioso sobre el futuro de la biotecnología agrícola, además de la importancia de la educación científica y tecnológica en el desarrollo de soluciones que sean sostenibles, apropiadas y accesibles para las comunidades locales. En un contexto global donde los recursos naturales están cada vez más presionados, y una provincia con características de superficie y condiciones ambientales que permiten y requieren desarrollos específicos en esta materia.
Participaron integrantes del equipo de gestión de la Universidad y en particular con las áreas de ambiente y tecnología de la producción, el Mgs. José Cabral, rector; el Dr. Carlos Emilio Galián, decano de Ciencias Ambientales y Tecnologías de la Producción; el ingeniero Luis Jacobo, secretario de Extensión y Relaciones Institucionales; el Dr. Edilberto Pozo, director del Laboratorio de Bioinsumos y coordinador de la Diplomatura Universitaria Superior en Producción y Uso de Insumos Biotecnológicos Agropecuarios.
Guerra llegó a Misiones para participar del 42° Congreso Nacional de Horticultura. Su amplia trayectoria académica incluye una maestría en Fitotecnia de la Universidad Federal de Rio Grande Do Sul, Doctor en Botánica (fisiología vegetal) de la Universidad de São Paulo, con un postdoctorado en Biología Celular-Biotecnología Vegetal de la Universidad de California.
Biotecnología y un poco más
Guerra enfatizó que uno de los principales desafíos actuales es lograr que estas tecnologías lleguen efectivamente a los agricultores, quienes son los destinatarios finales de estas innovaciones. “No necesitamos más tecnologías, sino que las que ya existen lleguen al agricultor, que es el consumidor final”, afirmó el especialista. Esta afirmación refleja una realidad importante en la agricultura moderna: muchas de las soluciones biotecnológicas desarrolladas en laboratorios no logran implementarse de manera efectiva en las pequeñas y medianas explotaciones, debido a barreras económicas o logísticas.
La biotecnología agrícola avanzó hacia tecnologías sostenibles y adaptadas a cada territorio, integrando innovación y necesidades locales. Esto originó conceptos como la “sociobiodiversidad”, que resalta la conexión entre biodiversidad y prácticas agrícolas responsables.
La sociobiodiversidad destaca la conservación de recursos naturales mientras se promueve una agricultura productiva y respetuosa con el entorno. En este marco, la bioeconomía impulsa la autosuficiencia de pequeñas explotaciones mediante bioinsumos locales, reduciendo la dependencia de grandes empresas.
En el marco de su visita a UNISUD, Guerra fue invitado a conocer el Laboratorio Móvil de Micropropagación que la universidad está construyendo en articulación en el taller de Sarasola Ingeniería. Este laboratorio, concebido como una biofábrica móvil, permitirá la producción de plantas libres de enfermedades a través de técnicas avanzadas de micropropagación. La ventaja de contar con una infraestructura móvil es que puede desplazarse hacia diferentes áreas rurales, llevando la tecnología directamente a los agricultores, capacitando a los estudiantes y ofreciendo un servicio de gran valor a las comunidades locales. Guerra elogió esta iniciativa, destacando que “lo que vi acá es un compromiso institucional para promover tecnologías sostenibles y con un gran potencial de aplicación”.
Además de los beneficios directos en términos de producción agrícola, el laboratorio móvil también representa una oportunidad educativa. La Universidad de la Integración Sudamericana apuesta por una formación que va más allá del aula, involucrando a los estudiantes en proyectos reales que les permiten aplicar los conocimientos adquiridos en un entorno práctico.
Guerra destacó la importancia de este enfoque, afirmando que “no se crea una universidad impunemente; debe ser uno de los actos más iluministas que podemos realizar”.
“La visita a los laboratorios de bioinsumos y la biofábrica móvil busca promover investigaciones y capacitaciones de manera conjunta e integrada como la Diplomatura Universitaria Superior en Uso y Manejo de Productos Biotecnológicos que dicta la UNISUD y que ya en su segunda cohorte cuenta con docentes de las Universidades de GESICAP, Centro Internacional de Capacitación y Postgrado Tecnológico Nacional de México – ITMexicali y de la Universidad Iberoamericana del Ecuador, entre otras prestigiosas Universidades”, explicó el Dr. Pozo.





