En el corazón de Capioví, su pequeño pueblo natal, Fabián Ariel Keller está escribiendo una historia de transformación y éxito como emprendedor en el sector productivo.
Ingeniero agrónomo de formación y apasionado por su profesión, Keller encontró en la hidroponía su verdadera vocación, dejó su empleo en el sector privado y en menos de dos años se encuentra construyendo un próspero emprendimiento de producción de hortalizas de hoja verde en Puerto Leoni.
La decisión de emprender surgió hace dos años, cuando Keller, con una visión innovadora y un espíritu incansable, comenzó a experimentar con la producción de verduras en un entorno doméstico utilizando métodos hidropónicos.
Lo que comenzó como un pasatiempo pronto se convirtió en una pasión desbordante.
“Me gustaba esta arista de la profesión y se me ocurrió comenzar como hobby en mi tiempo libre, hasta que me decidí a dejarlo todo para dedicarme de lleno a la hidroponía, cuando lo que hacía para consumo propio se fue haciendo conocido y demandado, porque vendía el excedente”, contó Fabián a Eco & Agro sobre los inicios de lo que se convertiría en su mayor fuente de ingresos.
Con el tiempo, Keller decidió transformar su afición en un negocio formal. Se embarcó en un exhaustivo análisis de mercado en Puerto Leoni, una localidad que ofrecía un terreno fértil para su emprendimiento. La planificación fue meticulosa; se construyó un sistema de hidroponía adecuado y adquirió los insumos necesarios para comenzar la producción a escala comercial.
“El haber realizado cursos y capacitaciones con anterioridad facilitó mucho el inicio del proyecto. Aprendí lo que necesitaba en la etapa de hobby, lo que me proporcionó una base sólida para enfrentar los desafíos del emprendimiento a gran escala”, explicó.
Esta fase de aprendizaje y exploración fue clave para el desarrollo de su proyecto.
“En esta actividad encontré algo que me apasionó profundamente y lo que es mejor, me di cuenta que podía manejar mis tiempos y ponerme mis propios límites. Empecé a capacitarme, a hacer cursos y a visitar a otros productores para aprender más. Hoy tengo la suerte de poder hacer lo que me encanta, pero también saber que soy dueño de mi tiempo, manejo mis propios horarios y eso me permite, por ejemplo, quedarme un rato más a tomar mate con mamá”, indicó el emprendedor con alegría y humildad.
Ventajas
En la actualidad, el emprendimiento de Keller no solo tomó forma, sino que incluso superó las expectativas iniciales.
“La producción de hortalizas de hojas verdes está teniendo una aceptación notable en el mercado, con una demanda creciente que valida el esfuerzo y la dedicación invertidos”, aseguró contento.
Y destacó: “El cultivo que se obtiene es muy limpio, al no estar en tierra no requiere agroquímicos y por ello mantiene intactos sus nutrientes y expresa su potencial en cuanto a aroma, sabor y durabilidad demostrada”.
El éxito obtenido hasta ahora no ha hecho más que avivar las aspiraciones de Keller.
“El objetivo es seguir perfeccionando lo que hacemos y expandir la producción a mediano y largo plazo, en los que buscamos agregar valor a nuestros productos”, afirmó con determinación. Su visión, según contó a PRIMERA EDICIÓN no solo abarca el crecimiento, sino también la mejora continua y la innovación dentro del sector.