Los fines de semana, mientras los chicos de su edad se juntan con amigos o salen a bailar, Pricila Yaneth Pereira Da Rosa (17) participa de torneos de ajedrez, entrena o estudia sobre este deporte mental. “Lo hago porque sé que es para mi bien, para mi futuro y porque entiendo que con el ajedrez puedo lograr muchas cosas”, dijo la joven, que reside en el barrio Los Paraísos y cursa el quinto año en el CEP Nº4.
Rodeada de trofeos y medallas que “decoran” la vivienda en la que reside junto a su mamá, Soledad, y a sus hermanas: Ángela y Luz, habló sobre sus comienzos en esta disciplina y de su sueño de poder representar al país en algún torneo internacional. Sabe que este anhelo conlleva muchos sacrificios, pero está decidida a correr los riesgos.
Contó que desconocía la existencia del juego pero que lo aprendió a jugar en la Escuela 167 “Misión Cooperativa”, situada en su barrio, donde cursó la primaria. Su profesor de música, Fabián Portillo, tenía un taller de ajedrez. Como la niña se destacaba en las materias, “me preguntó si sabía jugar, como le dije que no, indagó si quería aprender. A los once años comencé a manejar las piezas y al cumplir doce, mi mamá me regaló un tablero. Fue entonces que me empecé a interesar por el juego, empecé a investigar, a buscar qué se estudiaba, fui descubriendo que había torneos, que había campeones del mundo. Hasta ese entonces no sabía mucho del tema”, expresó quien es la ajedrecista femenina mejor rankeada de la provincia.
“Quiero jugar el Campeonato Argentino que se disputará el año que viene, quiero poder ganarlo. Sería un logro importante y podría formar parte del equipo de la selección. Estoy entrenando para eso”.
El docente la empezó a acompañar a los torneos escolares dentro de la ciudad, como a los que se hacían en el Instituto Jesús Niño. “Ese año participé de varios. A la par, fui al local y al zonal de los Juegos Evita, resultando campeona en ambos. Eso hizo que participara del primer torneo provincial. Fue una experiencia inolvidable, enriquecedora. Había alrededor de 50 chicas de toda la provincia, y salí subcampeona. Fui al nacional de los Juegos Evita que se desarrollaron en Mar del Plata, donde hice 6 de 7 en el torneo por equipo (ganó seis partidas de siete rondas y perdió una)”, manifestó quien también entrena CrossFit porque “el ajedrez es un deporte que requiere una cierta resistencia física, por ejemplo, para poder estar sentada jugando durante cuatro horas. Es muy importante estar bien físicamente”.
En 2020 llegó la pandemia y con ella el encierro. Pricila no podía concurrir al club, no podía entrenar, y no sabía qué hacer. “Estaba bastante perdida. Los profesores me invitaron a jugar torneos virtuales que hacían a través de las plataformas y pude seguir conectada con el juego. Salí dos veces campeona Sub 18 y Sub 16 en los torneos que se hacían en esas categorías. Salí premiada en tercer lugar en un panamericano online. En 2021 se reanudaron los torneos. El primero que se hizo fue en Wanda, un Sub 15. Salí campeona invicta pero segunda por sistema de desempate, que es una cuestión de suerte. Había unos veinte jugadores, los mejores de la provincia, a quienes no conocía porque había jugado solamente un provincial”, relató.
Dijo que en el 2021 “me fue bastante bien. Además de ese torneo, gané un escolar Sub 15 que se hizo aquí. En 2022 solamente participé en los Juegos Evita, salí campeona y al regresar, dejé de jugar porque me resultaban muy costosos los torneos. Quería jugar internacionalmente, pero son torneos que duran días, hay que pagar pasaje, hospedaje, comida, inscripción, acompañante”.
Admitió que tomar esa decisión no fue fácil. “Me sentía mal porque quería seguir jugando, compitiendo, y estudiando. El ajedrez se puede estudiar, entrenar sola, pero necesitas ir a competir para demostrar y poner en practica todo lo que aprendiste. Me sentía vacía, triste, jugaba online, de vez en cuando, pero no era lo mismo. Era triste tener que dejar algo que te gusta tanto por no poder pagar los torneos y la estadía. Hasta ese entonces no estaba federada por lo que tampoco tenía un ranking, un ELO (es un puntaje que define el nivel de juego, que tienen todos los jugadores que juegan esos torneos internacionales y yo aún no había jugado porque son bastante caros)”, agregó la jugadora que se mostró agradecida con el Club Itapúa, que es la entidad “a la que represento y me brinda acompañamiento y entrenamiento”.
“Los fines de semana jugamos torneos en Posadas durante todo el día. Si no hay nada programado, permanezco en el CAP, y cuando vuelvo a casa me pongo a entrenar porque sé que es para mi bien, para mi futuro y sé que puedo lograr muchas cosas con este deporte. Mis amigos son del mismo ámbito, tengo un lindo grupo de entrenamiento que va al club los viernes a la salida del colegio o los sábados”.
En noviembre del año pasado volvió a los tableros. “Jugué un torneo provincial en el Centro del Conocimiento, invitada por el profesor Víctor Rojas, al que asistieron deportistas de Oberá, Apóstoles. Era Sub 18, y salí campeona”, acotó. El regreso la hizo sentir “muy bien” porque “volví luego de haber dejado por tanto tiempo y pude ganar. Sentí como algo interior que me decía: acá soy buena, este es mi lugar, tengo que quedarme. Eso me motivó y volví a entrenar”. Retomó la asistencia al Club de Ajedrez Posadas (CAP), un espacio al que acude para jugar y practicar, y “me animé a competir en un torneo internacional por ELO, el 2 y 3 de diciembre, duró dos días y cada partido se extendió por unas cuatro horas. Fue bastante cansador”. Sostuvo que el ajedrez requiere de mucha concentración e implica un desgaste mental. “Pero me encanta. Es lo que me gusta, aunque te canse bastante. Hay que alimentarse bien y tomar mucha agua. Eso es muy importante”.
En busca de ayuda
Entiende que “es una buena oportunidad de llegar lejos con este deporte “porque se puede, se juega, se entrena, se estudia, y se puede ganar. Pero, para poner en práctica todo lo que estudié debería competir, poder asistir a los torneos internacionales que se realizan en Buenos Aires para subir el ranking y tratar de llegar a los 2000 puntos ELO. De esa manera sería titulada y las cosas serían más fáciles”.
Para que Pricila pudiera llegar a los torneos internacionales “necesitaría que alguien quiera y pueda ayudarme para poder jugar. Quiero viajar al campeonato argentino que sería mi sueño, en febrero de 2025. También se hacen muchos torneos abiertos en Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes”. En su casa la situación económica no es de las mejores, no están en condiciones de solventar sus gastos. “Es cara la estadía, los pasajes, la inscripción, todo suma muchísimo” y el dinero no alcanza, más allá del apoyo moral y logístico que los suyos están dispuestos a brindar a la joven. Cuando se programa algún torneo “solemos hacer pan casero, salado y dulce, para vender y solventar los gastos. Mi mamá es la que elabora y yo soy la que comercializo, de esa manera junté para ir a varios torneos. Hago ese esfuerzo de ir, de competir, de estudiar”, insistió quien el 19 y 20 de julio salió campeona del torneo IRT y tiene entre sus proyecciones estudiar Ingeniería en informática en Oberá.
Buen rendimiento
Recordó que en la escuela fue seleccionada porque tenía buen rendimiento en matemática. Pero, además, “el profesor copió un párrafo de una canción, y yo, al escucharla, copié los tres párrafos. Le llamó la atención la rapidez para escuchar, retener y escribir sin errores. Habló con la directora, la maestra y me invitó a ser parte del taller integrado por varones, pero que me enseñaron a jugar”.
“Siempre digo es su esfuerzo, le permito que asista, la felicito y estoy muy contenta con ella que con la ayuda de Dios va a salir adelante. Ella siempre fue muy capaz”, manifestó Soledad, mamá de la ajedrecista.
Cuando llegó a casa y contó a sus padres sobre esta iniciativa, “les gustó mucho la idea, sobre todo, porque me había interesado por un deporte cuando hasta ese entonces no me llamaba la atención otro. El primer apoyo que demostraron fue la compra del tablero por parte de mamá. Ahí pude empezar a practicar en casa, y pude enseñar a jugar a mi hermanita”.