A Javier Milei no dejan de surgirle implosiones. En los meses que lleva de Gobierno la sangría de funcionarios no se frena y algunos incluso se fueron antes de asumir. Pero todos los que se van lo hacen con fuertes críticas a la gestión.
Para sentarse en el sillón de Rivadavia el actual Presidente debió recurrir al respaldo de un exmandatario que se transformó en su socio político y al que despreció en tiempo récord. Por ende no es una sorpresa que el tono del líder del PRO se vaya elevando conforme avanza la gestión y no aparecen resultados reales.
“No alcanza con trabajar solo en la macro, también hay que ocuparse de la micro”… hasta Mauricio Macri lo advierte. Y es que la dicotomía en la que cayó el país es realmente insoportable. Hasta antes de este Gobierno la carrera era por acumular mercadería frente a la escasez y la suba de precios, un cuadro verdaderamente angustiante. Ahora, con el nuevo modelo ya en pleno desarrollo, se consume en niveles históricamente bajos y, del lado del comercio, se vende tan poco que cada vez más se apela a la venta en cuotas de los bienes más básicos que hacen falta para vivir.
La fotografía completa, más allá de lo que pueda decir el Gobierno en su cotidiano sesgo de autoconfirmación, es altamente criticable.