En los múltiples lenguajes que posee nuestra especie, el teatro de la vida muchas veces ofrece misceláneas interpretaciones, así como en “Las Meninas” de Velázquez, donde en una sola obra están presentes muchas cosas, incluso a tiempos diferentes no sabiendo si todo corresponde a un mismo momento. Incluso, por momentos confundiendo y otras aclarando que no es como se ve, sino más bien todo lo contrario.
Destaca muchas veces, más de lo que creemos estimo, que lo que no se dice tiene mayor relevancia, más mensajes, esclarecimiento, elucidación, puesta en evidencia de aquello que no estábamos pudiendo ver. Y, por el contrario, lo que se dijo solo entretiene, mientras en realidad lo que se mostraba eran mensajes, códigos, que revelan la verdad.
Poder evidenciar con certeza la verdad requiere un corazón limpio, esto traerá sin duda comprensión ajeno de egos, iras y enojos por el desengaño de ver una cosa y escuchar otra.
Jaborandí es una especie arbórea de la familia de las Rutaceas que posee propiedades medicinales que actúan sobre enfermedades venéreas (Suárez & Mereles, 2006). Por otra parte, Fernis y colaboradores publicaron en el año 2018 que el género Pilocapus posee propiedades antioxidantes y leishmanicidas, mientras que en el Vademecum Internacional mencionan el uso del alcaloide pilocarpina por sus propiedades parasimpaticomiméticas (actuando sobre sistema nervioso central y periférico autónomo).
Se encarga de las funciones involuntarias del organismo como la tensión ocular por ejemplo, por ello posee acción sobre nervios parasimpático oculomotores, faciales, glosofaríngeos, vago y médula sacra, intestinales y cardíacas. Algunas de estas funciones controladas totalmente por el sistema autónomo y otras parcialmente, en todos los casos favorece la hipotensión y la secreción glandular permitiendo tratar y regular la sequedad de la boca y la ocular. Tal vez, procurando una mejor visión y locución. (Fernis, 2018) (Vademecum, 2024).
La hipotensión de los músculos ciliares (de los ojos) provee la posibilidad de contrarrestar los efectos del glaucoma, causa de ceguera en nuestra especie.
Entre medio de los ojos se encuentra el chakra del tercer ojo, centro energético que provee visión interna, encima de los ojos en la bóveda craneal se encuentra el chakra corona, el que conecta con la fuente, la forma de Dios desde la vida terrenal. Y en los cuerpos energéticos los chakras 11 y 12 se concentra la interdimensionalidad y conexión con la fuente desde un plano más sutil, pero a la vez real, también con la forma de Dios, reconociéndonos parte integral de ello, la unicidad.
Sin duda la fitoquímica, fitomedicina y homeopatía se unen para dejar ver que cualquier desengaño, dolor, emboscada, es solo parte del teatro de la vida para poder interpretar la obra completa. Las cosas que no se dicen son tan importantes como las que si se dejan escuchar y ver. Los pasos en silencio pueden dejar pistas a los que vienen atrás, los que vienen atrás forman parte de este legado cultural y cuando avanzamos nos damos cuenta que no hay adelante y atrás, es todo un continuo de experiencias cada uno en una estación.
Observando el terreno, viendo crecer el Jaborandí que florece para guiarnos a esta unicidad del femenino-masculino y del masculino-femenino que permiten ese casamiento interno con ambas energías dentro de cada uno, para luego encontrarnos con el otro y generar el segundo casamiento y finalmente alcanzar un tercero con la femineidad y masculinidad de la forma de Dios que mejor sintamos. Vernos íntegros requiere dedicación. Somos perfectos, así como vinimos, solo mirarnos, hablarnos mientras hacemos el amor con nosotros mismos y los demás. Es posible hacer el amor desde una comprensión superior con todo y con todos.
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152